miércoles, 21 de marzo de 2012

La Tira

La Tira es u n invento periodístico de hoy, todo lo más
del ayer cercano. Es ese apunte larguirucho y lateral, de
última o penúltima página y, sin embargo, tan principal en
la opinión periodística. Porque es opinión y, por supuesto,
varapalo sobre alguna noticia del hoy cotidiano. Sin la
pesadez formal del artículo de fondo, sin su tonelaje y
densidad, pero superándolo en chispa y digestión. Me
gusta más el nombre de “tira” que el de “columna”.
Debe de ser difícil condensar en un cuerpo tan
esquelético tanta alma, tanta vida y tanta ternura.


Ahí los grandes maestros: Juan José Millás, M. Vicent o
Manuel Alcántara... O esas mujeres como Maruja Torres
o Lurdes Ortiz. Es ese periodismo de urgencia y de disfrute,
de sabor fresco y de alimento,  de pinchazo y de escozor.
Me encantan la tiras periodísticas, y ¡ojalá yo pudiera
construirlas aunque fuese a medio pelo! … y eso que lo he
intentado muchas veces.
Es ese periodismo de bolsillo y servilleta que se hace en la
barra o en el autobús y que resume ideas, airea noticias y
solivianta ánimos. Ya digo, me hubiera gustado haber sido
un redactor de esas tiras tan sabrosas y profundas, que se
hacen imprescindibles.
La Tira es siempre un homenaje a lo bien escrito y a lo
esencialmente dicho. Un fenomenal ejercicio literario contra
la pereza última de la escritura.
El náufrago disfrutaba con la tira en aquellos tiempos luminosos
cuando, superado el tembleque cardiovascular, la encendida
Almunia le regaló un tiempo delicioso.  Aquel cerezo de Armilla
aflorado en metálica paloma.  El náufrago revive cada día ese
tiempo de la realidad perdido y, al mismo tiempo, recobrado
con las últimas cerezas en el cede-rom de su memoria…
y archivado en los pliegues de Caramoco.

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