lunes, 30 de junio de 2014

El aplauso

Cuenta Cortázar en uno de sus relatos -Las ménades-  cómo los asistentes a un concierto estaban tan entusiasmados por la genial interpretación de la orquesta que aplaudían a cada instante y casi de continuo, hasta tal punto que el sonoro ruido de los aplausos impedía escuchar el concierto. El ruido acallaba la melodía y el acorde sinfónico era anulado por el griterío.
Cuando el náufrago vio cómo aplaudían a Rubalcaba -todos en pie- los que antes le habían dicho de todo, incluso perro judío, me acordé del aplauso de las ménades, aquellas ninfas griegas que criaron a Dioniso (el dios del vino) y que, embriagadas, eran poseídas por una “locura mística” que les impedía razonar. Representaban el aplauso de lo irracional, lo catatónico y lo onírico. Un síndrome patológico de agradecimiento sinsentido.
Pero si a la escena esperpéntica del Congreso le aplicamos aquella máxima de Lope de Vega que dice “si el culto no aplaude, malo; si el necio lo hace, peor”, y sustituimos el culto por “los tuyos” y el necio por “los otros”, el episodio supera todo tipo de surrealismo imaginable. Evidentemente, algunas veces el aplauso no acarrea mérito sino su contrario.

El náufrago siempre creyó que hay aplausos que desdicen mucho y huelen peor. ¿A santo de qué el PP despide encendidamente la marcha de Rubalcaba? ¿Eran aplausos de corral, de pitorreo, de perdonavidas?

En la Goleta, a veces, hay aplausos de protocolo, pura fórmula que nada significa, sólo una cortés muestra de algo. También se da el aplauso encendido, casi siempre a la sirena cuando asoma por Rocadura. Su palmeo entonces es intenso y rítmico, lleno de esa sonoridad sonora de los hechos solemnes. Pero el aplauso del PP a Rubalcaba no hay por donde cogerlo. Si aplaude por rutina, malo; si lo hace de verdad, peor.
Ya sé que ustedes pensarán que el náufrago exagera, pero lleva una semana sin pegar ojo, queriendo darle un sentido al “ostentóreo” aplauso. ¿Aplaudieron a Rubalcaba porque había hecho una oposición de derechas a un gobierno de derechas? ¿Celebraban acaso el que -¡menos mal, ya se iba!- y se libraban del político camaleónico del Faisán y de Eta? ¿O tal vez
sentían de verdad su marcha? Y si esto era así, ¿la sentían porque habían tenido un chollo con él o porque temen que ahora les vaya peor con el que venga? Aparentemente fue un aplauso de reconocimiento, pero… ¿fue verderamente así o fue mentirosamente así?
El aplauso de las ménades no sólo oculta la belleza de la partitura musical sino que da protagonismo al ruido frente a la armonía. Cuando a un socialista lo aplaude uno del PP puede deberse a dos motivos: porque lo hace de cachondeo y el aplauso roza la humillación y el desprecio o porque lo ha hecho bien para el PP, es decir, mal para el PSOE. El mismo Rubalcaba, más vivo que un ascua, lo resumió en una frase llena de ingenio: “en España se entierra muy bien”. Como en los velatorios, ¡hay que ver, probetico, con lo bueno que era… el hijoputa!
En la Goleta sólo el enano de la venta, más cipote que el cipote de Archidona, seguía aplaudiendo el aplauso. 

jueves, 26 de junio de 2014

Chocolate

Parecía asomarse la nevada nieve por la ventana en alto, pero no era probable. No suele nevar en la Goleta en el mes de junio. Las playas tampoco enjabonaban las aristas de Rocadura ni el pájaro Picón traía la hoja verde de los días felices. No, el náufrago se dio cuenta de que no estaba en la isla. Abrió los ojos después de una larga cabezada y pudo leer “Exit. Ryanair. Push here. Eran nubes, entonces, aborregadas en las hélices del gran pájaro metálico al que llaman “avión”.
Había soñado con la Noche del Mejillón en la Grand Place de Brussells –allí- en donde se cuecen los asuntos europeos, tan crudos ahora por todas las crisis de la crisis.
Chocolate en Bruges, chocolate en Gante, chocolate en Lovaina, chocolate en Amberes… Bélgica es chocolate europeo con chilaba. Chocolate francófono, chocolate germano, chocolate flamenco … chocolate con chocolate.
El guía Lucas llevó al náufrago por sitios y parajes de exagerada limpieza y extensa seriedad. Husa President Hotel, lindando con el “pequeño Manhhatan, un proyecto urbanístico de un lumbrera belga que terminó a la manera española.
Ni un resto de Carlos I, tío. Ni de Felipe II. Ni una frase en español que llevarse a la boca, ni una huella de aquellos Flandes de los Austrias. Tabulam rasam.
Chocolate todo, negro y puro. Chocolate como “deliciosa habla de la felicidad”.

Repasó el náufrago las notas de aquel extraordinario viaje para recordarlas en la Gran Noche del Mejillón, un programa radiofónico de la Universidad de Mayores de Alcalá la Real, pero apenas tenía cuatro apuntes “al retortero”: el beaterio de Brujas, el rojo de Rubens, el nudismo ciclista en el festival de música, el canto del grupo de pulso y púa en Amberes y –sobre todo- el ¡Viva la Virgen de las Mercedes!, que atronó las agujadas cúpulas preciosistas de la catedral de Brussels… ¿Y Fabiola?, preguntó un despistado medio dormido.
El chocolate de Lovaina sabe a universidad vieja y a disputas de valones y flamencos. Chocolate a cuadros, en tabletas, en barras grandes, medianas y pequeñas. Chocolate en bolas, bolillas y bolones. Todo es chocolate en Bélgica.
Pero el escorzo de las casas gremiales, los altos alfileres de la piedra labrada, los escalonados dibujos de los frontales, la medida exacta de la geometría … Todo este obsequio artístico –extático y estático- se rompe cuando llegas al Museo Magritte. O sea, subper-sub-a-hiper-infra … realismo. Aquí te encuentras con ese mundo inacabado, rebelde y alucinante de la pintura que, de la mano de la poesía, crea una realidad onírica superpuesta, sustitutoria y culminativa.
Y aunque toda Bélgica siga siendo chocolate, chocolate y chocolate, Magritte te dice que “la liberté c´est la possibilité d´ étre, non l´ obligation”. Otra manera de leer el Parlamento Europeo.


viernes, 20 de junio de 2014

Fútbol y lenguaje

Preparó el náufrago la Goleta de modo solemne e intimista. La adornó con raíces de aguacate e invitó a su otro “yo” para asistir al acontecimiento, no real, sino futbolero. Se puso cómodo, tumbado en un sofá de arena interminable. Coca cola fresquita, frutos secos de Rocadura y miel de la marina. Un televisor de 250 pulgadas, HD automatic, sonido mp5 y recorder incorporated.
España – Chile.
A los 7 minutos, el náufrago se desentendió del partido porque no merecía la pena pegarle ojo. Cogió una pluma de concha erizada y comenzó a anotar los comentarios de Kiko y Camacho, dos jugadores de la internacionalidad pretérita pero, sobre todo, dos dominadores del idioma como pocos. ¡Qué oratoria!
-         “Tiene que ir todo a su sitio y ya hemos perdido un balón agarrado al suelo, se nota
que el juego está demasiado eléctrico”. Este fue el comienzo de Camacho, defensa de empuje y casta en su día y elegante dominador del idioma, hoy.
-         No le fue a la zaga el otrora driblador Kiko, que se dejó caer con esto: “Un poco más
de calma para abrir la estrategia, hace falta avanzar un poco más para atrás, eso es, leyendo bien el partido”.
            A partir de aquí España estaba jugando fatal, pero los dos comentaristas empezaron a lucirse y el náufrago disfrutaba más que la madre que lo parió. Jamás había oído un uso del lenguaje tan surrealista y bobalicón. ¡Analfabetismo total!

¡Qué manera de jugar con la metáfora y la antítesis, descubrir la negación positiva y decir absolutamente nada intentándolo todo, qué riqueza en el epíteto y en la prosopopeya, qué dominio de la forma enmarcada en el fondo filosófico deportivo, qué conocimiento de la geometría!
Lean ustedes y ya está. Para qué comentar los comentarios:
-Marca Chile. “No hay que entregar ya el partido, el gol le puede venir bien a España
para cambiar su concepto de juego. Vamos, que hay que despertar, deben mentalizarse
de que sería bueno que ganaran … Esto es cuestión de nerviosos, claro, te meten un gol
y eso tiene que molestar… Lo importante es que ya hemos llegado una vez (22´). Así,
jugando verticalmente en horizontal, cambiando esa cara de pena por la otra de que pueden. Tienen que saber que todavía quedan 62´ y esto no se ha acabado.
El giro de Iniesta ha cambiado la bisectriz del balón. ¡!!Falta!!! Aquí tiene que ser porque
este resultado no nos favorece… Hay que tapar los huecos, la marcha del balón no está
en proporción al césped, a ver qué hacemos con los espacios abiertos, que no los
cerremos… Del Bosque se enfada con el 4-4-2. ¿Sería mejor un 3-3-4? Se nos escapa la
1ª parte y aún quedan alternativas para cambiar en la 2ª. Si queremos pasar no podemos perder este partido. //
2º parte. 2-0. Se miran y dicen qué narices pasa, es que le pesan las piernas. No perdamos
 más tiempo, cuanto antes marquemos mejor. ¡!!Lo ha tenido, lo ha tenido Diego Costa!!
Si hubiera entrado hubiera sido el primer gol. El resultado nos perjudica y a ellos les viene
de maravilla… Hay que añadir más rollo épico (esto ya le hizo al náufrago decir, ¡Camacho
para el premio Cervantes!)
Y seguían: “No le salen los rombos a España, habría que cambiar las diagonales, un poco más por la banda, hombre, que es más lateral, demasiado deprisa corre ya el reloj y cada vez
que pasa queda menos. Si Busquet hubiera marcado habría subido la voluntad de victoria. .. Nos vamos a ir del mundial, no nos sale nada, ni por alto ganamos con lo chiquitillos que son…
España a punto de abdicar del mundial el día que ha abdicado el rey…”
            El náufrago ya no aguantó más. Se quedó dormido y sólo escuchó un último susurro:
“Es la primera vez que no ganamos por los árbitros”.
 ¡Qué delicia de zampabollos!


lunes, 16 de junio de 2014

Zampabollos

Radiografía a la prensa deportiva zampabolleril televisiva, triunfalmente insultante en las victorias y puteramente acrítica en las derrotas. Espejo fiel de la fanfarronería y el hazmerreír futboleros como huellas perennes de la España cañí.
-          Antes del partido España - Holanda. No hay color entre las dos selecciones,
pues estamos ante la campeona del mundo y bicampeona europea. Tenemos a los mejores y por eso Brasil reza para que no le toque con España. Ayer ya el árbitro japonés nos puso la primera piedra. Línea por línea, hombre por hombre, no hay duda de nuestra clara superioridad. La base holandesa es el Feyenord, al que cualquier equipo puntero español le metería una goleada. Esta noche viviremos otra jornada futbolística para el recuerdo. ¡Vamos, España, a por la segunda estrella!
-          En el primer tiempo//. Al minuto y medio ya decían que domina España de cabo
a rabo y que trenzaba ese juego que intentan copiar todos  -el famoso tikitaka- demostrando así que va a por todas desde el comienzo y muestra claramente sus credenciales para renovar el título. Un partido desigual desde los primeros minutos. No hay color, disfrutaremos esta noche con la Roja. ¡Cuidado, cuidado! … San Iker, de nuevo san Iker en ese mano a mano con Robben. Sin duda el mejor portero del mundo, a años luz de los demás. Genial Diego Costa y … ¡!¡penalti, penalti … sí, sí, penalti, lo ha pitado!!! Menos mal, temíamos el primer robo. (Nota del náufrago: el penalti no fue)
…!!!!Gooooooool  de Xaaaabiiiiii Alonsooooooo!!!!... ¡Xabi, Xabi, Xabiiiiiiiiiiiiiiiii! Ahora hay que cerrar el partido con un par de goles que marquen la diferencia abismal entre las dos selecciones. Holanda no las toca porque España tiene el balón, lo domina, lo esconde magistralmente… hace con él lo que quiere. Holanda, un equipo viejo que apenas recuerda al de aquella final del 2010. Van Gaal se limita a atajar el juego español amontonando defensas y renunciando al ataque. Perder por la mínima sería para Holanda un triunfo y, si empataran, sinduda la gran sorpresa del mundial. Ellos lo saben. Del Bosque ha sabido conjugar veteranía y juventud. Así es imposible perder.

Empata Holanda//. ¡Qué golpe de suerte a falta de 3 minutos para el descanso! Pero España debe seguir como lo viene haciendo: dominio del balón, movilidad y algo más de mordiente para que los holandeses no se hagan ilusiones. Demasiado premio para el ramplón juego holandés. 

-          En el segundo tiempo. Vamos a ver cuánto tarda España en marcar, es
cuestión de tiempo. Holanda ya puede estar satisfecha de no ir perdiendo con claridad. Si España consigue desarrollar todo el juego que tienen sus magníficos jugadores, mejores que los holandeses uno por uno, los goles estarán a punto de caer. [Y efectivamente, empiezan a caer]
1-2, cómo le ha cogido la espalda al defensa, bastante fortuito el control, ¡vamos España, que tú puedes!, ahora hay que demostrarlo, no hay prisa, queda mucho tiempo. 1-3, falta al portero, ya estamos con los árbitros, tienen que impedir que España llegue a la final, Brasil no quiere una final con España porque sabe que la perdería, la falta ha sido clarísima. 1-4, nadie hubiera podido decirlo, Holanda nos está dando un repaso, los cambios no han servido para nada, están cansados, mirad qué caras, qué le pasa a la defensa, ellos están en su salsa, inesperadamente todo les sale bien, ¡uy, ha podido llegar el quinto, pero quedan dos partidos, hay que ganar a Chile, así empezamos en Sudáfrica, perdimos con Suiza el primer partido … y fuimos campeones. España puede, nos ha dado muchas alegrías y no se merece este resultado. 1-5, ya no pueden ni correr, ni los más pesimistas se lo podrían imaginar, estarán contentos ahora los que cuestionan todas las alineaciones, del Bosque resopla … Otro paradón de Iker nos ha librado del sexto … y otro del séptimo. Es la 2ª mayor goleada en un mundial…. Y así sucesivamente después en las tertulias televisivas, en los periódicos y en la radio.
El náufrago siempre pensó que los zampabollos (periodistas deportivos) representan lo más villano de la prensa. Chulos e insultantes en la victoria, amariconados pagados en la derrota. Lo suyo es hacer de la prensa deportiva un escaparate de la osadía, de la memez y del ridículo.
Después fue la otra prensa la que puso los puntos sobre las íes. Pero estos zampabollos deportivos sólo saben comer gratis y pescar algún sobrecillo que otro… Y vendrá Chile. El náufrago piensa que esto puede terminar como punto y pelota.

viernes, 13 de junio de 2014

Dieta Goleta

En ese día de asueto y vagancia supina que el náufrago se concede de higos a brevas, llegó a la Goleta el viejo almirante Nelson (alias Faraldo), un tipo bohemio de la alfama lisboeta, el otrora fiel vigilante de aquella tarde en Carcavelos, cuando la tormenta arreciaba y nadie daba un duro por la tripulación. Sólo el náufrago estaba preparado para sobrevivir. Y así fue.
Nelson llegó el otro día, cansado y exhausto, como un peregrino jacobeo azotado por los vientos de ínsulas oceánicas. Desde su Gijón natal, oliendo a sidra añeja y a erizos fresquitos … como aquel día de lluvia, cuando tú -metálica paloma- te hiciste agua y sal de los cantábricos.

Y el náufrago ofreció al almirante óbolo y viandas -la dieta Goleta- como aquí se describe.


Abrióle la lata de sardinas en aceite de oliva virgen extra, como embajador del olivo de la Sierra Sur, echólas en plato níveo arisado de cerámica sanjuanera y aliñólas con dos pellizcos de hierbabuena y matalaúva. Todo en su salsa pesquera natural, según el ritual de los aborígenes. Un pimiento morrón escaldado con trocitos de yema de lechuga y ajo, mucho ajo, que añade sabor y olor vegetarianos. Este fue el primer plato: sardilata en su tinta.
Con cuchillo bipolar acerado, cortóle al melón dos mitades ecónomas, las pepitas al dextrógiro lado y la corteza -acombadamente verde- deslizóse al cubo de basura con un leve y tangencial capirote. Añadióle el náufrago unas gotas de peppermint-frapé (menta) y distribuyó por la morfología del plato un par de yogures naturales sin azúcar. El adorno platero fue fácil: unas cerezas de Eduardo Vela, sabiamente salpicadas, ponían pasión y gula en el necesitado digestivo de Nelson. Segundo plato de la dieta Goleta.
Saliéronse ambos al atrio del aposento y fumáronse varias pipadas de lavanda virgen, mientras hablaban de Lisboa, la ciudad rosa de Europa. Este fue el postre: el recuerdo del tiempo ido pero recobrado a través del encuentro. Porque todos los encuentros encierran un comienzo y una nueva oportunidad, tanto para el amor como para el odio, tanto para el beso como para la puñalada, tanto para lo bueno como para lo malo.
                   -No filosofes, dijo Nelson.
                     -No te vayas, dijo el náufrago.
El enano de la venta había ido a Granada para alquilar, con tiempo, el traje de pingüino para la coronación canónica, no la de Tu Majestad Felipe VI, sino la de la Virgen de las Mercedes. 
Era el día de san Antonio. Desde la plataforma pacífica de Rocadura, se lanzaron las salvas
de ordenanza. Y a la mañana siguiente, el mar devolvió a la playa 71 pétalos de rosas rojas.



sábado, 7 de junio de 2014

Sentimentalidad de la bata

Ha sido tradicional adjudicar a las cosas la materia muerta, planteando el enigma de cómo los átomos pueden ser origen de la vida. Un conjunto de propiedades inorgánicas que sólo eran susceptibles de peso, tamaño y forma. Poco más. Frente a esta no-vida aparecen las tres formas de vida ya clásicas: la vegetativa, la animal y la humana, graduadas por orden de “calidad”. La vida vegetativa, propia de las plantas, sería de baja calidad, ya que carecería de sensaciones y sentires; de calidad intermedia la vida animal, ya sensitiva, pero desprovista de la razón. Es la razón la que convierte la vida animal en vida humana. Y hasta hay quien habla de una vida espiritual, aquella que corteja al alma. Pero ésta última ya tiene que ir acompañada de la fe, de la superstición o de la moral del Alcoyano.
            Pero …¿responde esto a una realidad real o tal vez es consecuencia de lo limitado de nuestro entendimiento? Metafóricamente se habla de la risa del río o del murmullo del viento; de la voz de las piedras, de la cal viva o de la canción del agua. Por otra parte, conocemos los principios de la vida que los presocráticos atribuían a cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua. ¿Materia viva o muerta? Incluso en Alcalá habrá el próximo año un congreso internacional sobre Sinestesia que, precisamente, planteará nuevos campos y experiencias en el mundo sensorial.

Cuando el náufrago está aburrido o quiere someterse a una u otra evaluación de sus facultades mentales -como ejercicio y pasatiempo- le dar por derroteros parecidos a éste. ¿Sentirán las piedras? ¿Será verdad que las flores hablan? ¿Conservará esa foto de niño la huella animada de la infancia? Y así se entretiene el náufrago, cuando la soledad de la Goleta le invita al insomnio o a la malafollez. 
El náufrago tiene una bata que conservará siempre mientras viva. Algo raída por el tiempo, pasada de moda por supuesto y con alguna quemadura de cigarro, conserva sin embargo -escondida y silenciosa- una historia y un relato, un aroma y una huella, una biografía.
Un día le preguntaron al náufrago por qué no se compraba una nueva y tiraba la vieja y él dijo que no, que la bata también tiene una sentimentalidad. Y empezó a dar explicaciones sin estar muy seguro de que se comprendían. Por eso vuelve hoy al asunto. Y es que para él algunas cosas, no todas, son naturaleza viva, testimonio heredado, espejo humano. Como, por ejemplo, su vieja y deshilvanada bata de color gris marengo y rayas verticales. No tiene ni tendrá otra y ha decidido morirse con ella. ¡Ojalá le pille la muerte con la bata puesta!
Naturalmente que esto puede parecer absurdo, claro que sí. Pero las cosas, a veces, llegan a formar parte de nosotros de tal manera que desprenderse de ellas puede ser una mutilación tan grave y desgarrada como la de una pierna o la de un “güevo”.  Un pincel descolorido, un libro roto o un verso despistado encierran mucha vida y pueden resumir y recuperar un tiempo ido. Porque siempre quedará el olor y el tacto de la bata en algún pliegue de su tejido, de tal forma que -al combinarse sus átomos- puedan aparecer nuevas fórmulas de vida.
Si el inorgánico carbono ha sido capaz de crear la vida, y si el universo conocido es fruto de un big-bang de materia inerte, ¿por qué negar la vida sensorial a una bata, un bolígrafo o una sortija?
Este absurdo aparente lo descifran muy bien los poetas. León Felipe llega a identificarse con una piedra: “Así es mi vida, piedra, como tú, canto que ruedas … “ Por eso el náufrago conserva su bata desteñida y pasada de moda; porque le sirve de confidente mientras le abriga; porque la pelusilla que encuentra le devuelve otra pelusa; porque habla con ella y le responde con el más sonoro de los silencios. Porque, en las noches de escalofrío y miedo, la toca suavemente y siente cómo se reproducen las tibias caricias que conserva.
Y en estas y otras cosas se entretiene el náufrago. Naturalmente que el enano de la venta no entiende nada de esto.


jueves, 5 de junio de 2014

República, yes

Lleva el náufrago dándole vuelas a todo esto de la abdicación de Tu Majestad y no sale de su asombro. No sólo que no sale sino que cada vez se mete más en él. Decía Ortega que asombrarse de algo era empezar a entenderlo, pero al náufrago -al monstruito que lleva dentro- le pasa lo contrario. Los altavoces de la Goleta no han parado de sonar transmitiendo los mensajes oficiales, oficialistas, oficiófilos y oficiosos. Todo un canto a la Monarquía como angelical mediadora y providencial garantía de la unidad, el futuro, bla, bla, bla… Sorprendente que en las 20 horas largas de radioteuveprensa no haya habido ni un hueco para los discrepantes. ¿Acaso es que no los hay? !Vaya tropa esa de la prensa!
Al náufrago le cabrea el “cortesanismo”. Se puede defender la Monarquía, claro, pero ¡!!así!!! Yo creo que ni Franco tuvo tantos aplausos. Bueno, Franco sí, las cosas como son, no vayamos a que el náufrago caiga en la misma exageración que critica.
1978. Se aprueba una Constitución pactada en unas condiciones extraordinarias. Si no, la democracia no hubiera venido. O sea con miedo y chantaje, pese a todos los consensos transitorios que se hicieron. De esto hace 36 años. Si le sumas la población que había menor de 18 y que, por tanto no pudo votar, te salen 54. O sea, todos los que -ahora- tienen menos de 54 años no tuvieron nada que ver con esta Constitución. Dicen que el 62 % de la población de hoy. Si le restas los votantes muertos en estos 36 años, la población puede subir al 75- 80 %. Es decir: la Constitución vigente, y que tan imprescindible es, sólo está respaldada por el 20-25 % de la población de hoy.  

2014. El PP tiene mayoría en el Parlamento. Se confiesa monárquico y punto. Nada que objetar, aunque si permitieran libertad de voto ya veríamos; algunos se desmarcarían, porque eso de que la derecha es monárquica es otro cuento chino.  El PSOE es republicano por principios, por historia y por estatutos. Y habría que recordárselo al bien ido Sr. Rubalcaba, que tanto presume de  que “hay que respetar los estatutos”. Pues a respetarlos, a proclamarse republicano y a exigir un referéndum para que todos los menores de 54 años puedan decidir si Monarquía o República.  No se puede continuar la coartada del juancarlismo con la del felipesextismo. Eso es truco. 
El náufrago no se cree que el 70% de la población esté a favor de la Monarquía. Pero como este porcentaje le parece incluso bajo, RNE ha dicho hoy que en una encuesta bla, bla, bla … se declaran republicanos sólo el 0,2 %, o sea, dos de cada mil. Si eso es así, ¿qué hace el Gobierno no convocando el referéndum mañana mismo? Monarquía por goleada y asunto cerrando. Pero no debe de estar tan claro. De cualquier manera nunca alcanzaría el 90%, que es el porcentaje de las Cortes que aprobarán la sucesión.
Para el náufrago, por supuesto, la República, yes. En-una-democracia-no-se-puede-permitir-una-jefatura-de-estado-hereditaria-y-vitalicia. ¿Qué es lo que no se entiende de esto?
Que sí, hombre, que sí. Que el príncipe Felipe es muy guapo, y muy alto, y con una barba que le favorece, sí. Que habla 4 idiomas, pesa 85 kilos y está “mu bien preparao”. Que es más simpático que la madre que lo parió y su hermana Elena juntas, y el más inteligente de todos los borbones, y el que más sabe, y que lo va a ser de putísima madre… Y que la nueva princesa de Asturias ya empieza a ser la más sociable, pizpireta y generosa del colegio. Sí, ¡qué suerte estamos teniendo con una familia real tan acojonante, pero … ¿y si saliera alguno con chepa y más bien tontillo?
En la Goleta todos –menos el enano de la venta- quieren un referéndum, y cuando esto ocurra, votarán República, yes.

miércoles, 4 de junio de 2014

Un rato con Blecua

Hizo un driblin en Capuchinos mientras hablaba la Sra. Cuesta sobre la fábula esópica en el Libro de Buen Amor y se encontró con el náufrago, que desplegaba las alas del faro de Rocadura para asistir al IV Congreso sobre el Arcipreste.
Mar adentro, el náufrago había dejado una pesca de mariposas vírgenes que -desde el alba-
estaban apareciendo entre las rocas. Las 6 p.m. serían cuando aquel hombrecillo se fundía en un abrazo con el náufrago. Era Alberto : delgado como una mimbre del Bacotón, coloradote a la manera de un rosado salmonete fresco, algo “escuchimizao”, vacilante y débil como una hoja de otoño en la ventosa Dehesilla, ágil de memoria y lento en sus andares, preciso en sus citas textuales y remolón en los detalles … Alberto Blecua.
-         Hombre, señor concejal, ¿sigues escribiendo? … Vamos a tomarnos una copilla.
-         No bebo, pero con mucho gusto te acompaño.


Y así fue como el náufrago pasó un rato con Blecua, catedrático de la Autónoma de Barcelona, a quien el Congreso le dedicaba un merecido homenaje.
Fue un rato excepcional. Blecua es un conversador inacabable e inabarcable. Cervantes, Lope, fray Luis … Hablar con él es repasar la historia literaria de los siglos de oro. El dato atractivo, la anécdota sorprendente, el apunte misterioso, el erudito comentario lo hacen portador de una amena y enciclopédica sabiduría que hilvana con las chupadas intermitentes al eterno cigarrillo
que amarillea sus dedos. Alberto Blecua te pregunta pero no te deja contestar, te mira pero no te ve, hace como que te oye pero termina por no escucharte. Habla y fuma, gesticula y bebe, suspira y al mismo tiempo fuma y bebe, o tal vez bebe y fuma aromando su monólogo compartido.
-¡Por favor, otro whisky!
Han pasado dos horas y el náufrago no ha abierto la boca. De pronto, Blecua fija en él sus ojos,
saltones como brótolas, y dice:
-         Ya no hablo tanto como antes, me canso mucho. Anda, dime tú algo.
Fue entonces cuando el náufrago vio la veda libre y se lanzó a hablar del momento que vive la cultura en España. Habló de humanismo, de tolerancia, de compromiso … Blecua escuchaba, ahora sí, con la atención insólita de un alumno principiante. Seguía fumando y bebiendo, gesticulando y bebiendo, mirando a todos lados y bebiendo.
El náufrago lo llevó a la cabina de Rocadura y le dio el Sonetario 52. Blecua lo abrió y se encontró con el poema 34. Lo leyó en voz alta, tiritón y solemne. Cuando llegó al primer terceto su voz se hizo sonoramente mimosa:
           … Aquí y allí los dos, allí mi vida // devorando de aquí, de allí prendido //
              aquí te amo allí, aquí dolido.
-         Sigue escribiendo, muchacho, por favor… no lo dejes.
Y el náufrago pudo ver cómo se le escapaba una lágrima. Luego, se metió en Capuchinos para oír cómo lo piropeaban.