lunes, 30 de diciembre de 2013

Borrón y cuenta nueva

Siempre hay en la Goleta un tufillo a cosa vieja, a balada triste de trompeta y a borrón y cuenta nueva. Como en una continua y eterna mudanza, el náufrago revisa por Añonuevo todos sus papeles y caricias, todas sus dudas y emociones, todos sus pecados y sus miedos, todos su éxitos y sus fracasos. El náufrago se revisa entero, de arriba abajo y de pe a pa. Y como todos los años oye las 172 versiones que tiene grabadas del Silent night. La mejor, sin duda, la de Mahalia Jackson. Se pone a cantar con ella y se
le va el santo al cielo. Sólo le ocurre esto también con el Benedictus de la Coronación de Mozart, aunque éste no puede oírlo sino de rodillas. Es su gran oración profana.
Como cada año, la Goleta se adorna siguiendo la tradición amerindia de los mayas. Guirnaldas y hojas de palmera dan cobijo al menú de dátiles, calostros y uvas secas que el náufrago comerá mañana, por la Nochevieja, bajo el gran sicomoro del Muñekes ´Maxim. Y aunque el Enano de la Venta lo vigila para gastarle una putada, el náufrago hace como que no lo ve para averiguar hasta dónde es capaz de llegar el cabroncete.
Todo borrón y cuenta nueva exige un examen de conciencia. El náufrago sigue para ello la técnica de los ejercicios espirituales del jesuita san Ignacio. Y parecidas preguntas: he de morir y no sé cómo; si fuera hoy, ¿qué cuenta podría dar: sería de salvación o de condena?
Y el náufrago se ve en el fuego eterno, achicharrao como un chicharrón. Pero el Benedictus de Mozart lo redime.

Esta Nochevieja saldrá a otear el paisaje del altiplano que -desde el faro de Rocadura- parece una recua de camellos en fila india. Y con voz ronca recitará el soneto Vikimar, el que cierra el Sonetario 52 y lo despide, porque ha decidido no escribir sonetos nunca más.
Borrón y cuenta nueva en la literatura, en la esperanza, en el dominó, en la política, en la malafollá … borrón y cuenta nueva en su manera de ser y actuar. No está contento el náufrago de cómo le va y no sabe cómo puede enderezar su última ruta, esa que le acerca a la postrera postrimería.
Ha amontonado sus libros y ha intentado quemarlos vivos. Sus libros, no los libros, los que él ha escrito. ¿Por qué y para qué los escribió? A veces no sabe contestar a estas preguntas. Para colmo le asalta otra gran duda: la de la cultura y la educación. ¿Cuántas horas le habrá dedicado a una y a otra? ¿Ha merecido la pena?
El espejo le devolverá un rostro amaderado, intensamente neutro, como el de una calcamonía. La pajarita de cartón amarillo le dará un aire de payaso tonto. Y encima, este viento que ruge en la Goleta, como la gran metáfora del borrón y cuenta nueva… mientras el Enano de la Venta se entretendrá haciéndose una jabonosa.
Hasta que cansado de respuestas inútiles se abrazará a las 7 uvas de la almohada. Una encendida almunia le hará sonreír, mientras la noche, lentamente, cubrirá de escarcha el suelo profundo de las heridas montañas. No está todo perdido, por tanto. Borrado el 2013, empezará la cuenta nueva del 2014. El náufrago sabe que será un año de la gran puta … porque vivimos un tiempo líquido.


viernes, 27 de diciembre de 2013

Inocentes (para mañana)

En la Goleta ya se han recogido las últimas aceitunas del invierno, casi recién empezado. Las heladas de estos días han mermado la cosecha y el náufrago sólo sacará este año unos trescientas mil kilos. Poca cosa para las 500 fanegas que tiene de olivar, pero al menos no le faltará aceite para el año. Se ha enterado de que algunos terratenientes de land-rover y ranger han pagado 20 / 25 € por jornal a los inocentes saharauis que han visitado la zona para la “recogía”. “Y si no, vienen otros”, dicen que les han oído decir, mientras llevaban 2 kilos de fideos y 1 de macarrones a los bancos de alimentos. Inocentes.

La Navidad va cojeando con su lenta parsimonia –villancicos solidarios hasta en la sopa- y los inocentes ciudadanos ya están hartos de mirar cómo beben los peces en el río y ver cómo hacia Belén va una burra. Y cómo los Blesa, los Lanzas, los Nidos, los Ferrán, los Unos y los Otros se ríen de los inocentes. De todos esos inocentes que se creen que la cosa va a mejorar porque el Gobierno piensa en ellos.
Los mismos que matan de hambre a 19 mil niños inocentes al día (UNICEF, dixit), los nuevos Herodes, algunos de ellos tan preocupados por los nasciturus que olvidan a los que ya han nacido.
Lo que más rebela al náufrago es la inocencia inocente. Inocentes parados, enfermos, mutilados, apresados, bravíos. Inocentes discretos, sufridos, pacientes y pasivos, aceituneros altivos. Inocentes secos, delgados, agrios, obesos, carapitos. Inocentes inocentones. Inocentones también ésos que se han creído que se iba a agotar el Sonetario 52, como si los libros de poesía pudieran agotarse alguna vez en este país. Vamos, como si fuera el libro de Belén Esteban.
A estas y a otras muchas cosas muchos llaman “demagogia”. Es la salida. Te descalifican con ella. Eso creen ellos: los ugetés, gúrteles, barcenófilos, ereleilos, etc. A partir de ahora, a quienes digan que es demagogia el náufrago les cortará los güevos ...metafóricamente.  
PD. Pero hoy es un día especialmente triste en la Goleta. Ha muerto el inocente tío Gafotas, ese personaje que ha sido la cara mala de las andanzas y troteras del náufrago durante casi 2 años. Y el náufrago pide perdón, porque no era tan malo, pese a su ejército de murciélagos que inundaban el faro de Rocadura de cagadas y mocos. El tío Gafotas es inocente y ha estado pagando un pecado que no cometió. Por ello el náufrago lo hace morir in gratia dei y, de sus cenizas, nace el verdadero demonio de la Goleta, el que desde ahora será llamado el Enano de la Venta, en honor a aquel personaje cervantivo que tan bien fuera descrito en un artículo de Pido la palabra. Hoy, día de los Inocentes, el náufrago se declara culpable.
-Anda, ve a la librería Ítaca y verás como -efectivamente- el libro está agotado.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Toco tu boca

Probablemente el náufrago no haya leído un poema en prosa más bello que aquel fragmento que Julio Cortázar nos brinda en su Rayuela. Tanto que lo incluyó como “cuasi un prólogo” en su primer libro de poemas, Hominal presencia (pág. 53), y también figura pintado a cal en el muro de entrada a la Goleta. Cuando hay altamar, la espuma de las aguas lo enjabonan y lo refrescan y le devuelven todo un mundo de vivencias sensuales. Hoy lo ha vuelto a leer y ha decidido dejarlo escrito aquí para gozo y ternura de los lectores del náufrago. Como un regalo de Navidad que aconseja, junto al Sonetario 52.


“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera …
Hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, elegida  para dibujarla con mi mano en tu cara, y que coincide exactamente con la boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con el perfume de un silencio viejo.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo, mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible aliento, esa instantánea muerte es bella. Y  hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.    
                                                                                                                                              Julio Cortázar. Rayuela

Cuando la sirena llega a la Goleta y lo lee en silencio, mastica la densa espesura de su saliva en ese beso indefinible que describe el mapa de una boca enamorada. Entonces,  un coro de voces indomables se suma gozoso al homenaje. El náufrago cree que sobran los comentarios… porque “hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y él también tiembla como una luna en el agua”.     
Con el deseo de una Feliz Navidad para todos los que siguen al náufrago, este trozo de prosa poética -inmensa y oceánica- como tú, metálica paloma.

sábado, 14 de diciembre de 2013

El Sonetario 52 en la calle

Amaneció en la Goleta un invierno otoñal de rica recacha y sombría sombra. Onda Cero despertó al náufrago para no sé qué de un libro de poemas que se presentaba ese día en el Abacial´ Palace. ¡Ah, sí, soy yo! ¿Una entrevista o una interview? En el faro de Rocadura sonó el primer recitado.
Y el náufrago dijo:
“No voy a presentar el libro como suelen presentarse los libros. Ni esto es un acto extraordinario (se publican al año unos 70.000, sólo en España); ni es un acto académico solemne en donde se aprovecha el libro para dar una conferencia sobre “la importancia de llamarse Ernesto”; ni quiero que parezca esto un espectáculo, en donde se mezclan vídeos, músicas y demás fanfarrias, pareciendo como que el libro necesita de un soporte para hacerlo atractivo. Un libro es un libro y lo que tiene dentro son palabras … sólo palabras. Tampoco me va a presentar nadie porque quien no me conozca que pregunte y nadie va a decir que el libro es muy bueno; son los lectores, ustedes, los que tienen que decirlo cuando lo lean, no antes.

Así que lo presentaré como se presenta a una persona: mira, te presento a fulanito, un pariente o amigo, de tal sitio, que ha venido a y va a estar unos días. Así de sencillo. A nadie se le ocurre presentarlo diciendo que es muy inteligente y simpático, que tiene una novia de Albacete y un coche deportivo o que le gustan las setas al horno. Será después, con el trato, cuando sabremos si esa persona es simpática, sociable, generosa, etc. Pues lo mismo voy a hacer con este

Qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué. Son las preguntas elementales de cualquier hecho, suceso o evento. Y cortico. La sociología moderna ha demostrado que, debido a la robotización digital (on line) que está diseñando cerebros humanos, cualquier acto cultural que dure más de media hora termina siendo una paliza y se considera perjudicial para la mollera  hominal del XXI. Así que lo tendré en cuenta.
(Nótese que las dos razones principales que dio el náufrago para leerlo … y comprarlo fue: 
1. que pesaba poco y se podía llevar en el bolsillo
            2. que como era Navidad, y sólo por 5 €, podrías acompañarlo al regalo del bote de colonia, el vino o la caja de polvorones. Eso sí, avisándole con tiempo de que era un libro, para evitar desmayos y cabreos. (*) En la librería Ítaca todos los que quieras.
Después el náufrago comenzó a contestar esas preguntas, como si estuviera en clase. 52 sonetos, patrocinio de la UNED-Jaén,42 años de creación poética, 24 inéditos, versiones definitivas, imprenta 3 Impresores, homenaje al soneto, etc… etc
- Bueno, y sobre el libro… qué.
- Anda, léetelo, y tú mismo opinas.
- ¿Me regalarás uno, no?, le dijo el zapatero de la esquina.
- Cuando tú me regales un par de zapatos, contestó el náufrago.
- Pero no es lo mismo, la cultura no vale “na”.
Y así mucho rato …. con el poema 20 en la boca.

(*)  Ya veremos si ha surtido efecto esta campaña publicitaria.

martes, 3 de diciembre de 2013

Esos ciudadanos

Es el faro de Rocadura un mirador estratégico y espectacular de la Goleta. Cuando subes la mirada puedes contemplar el inmenso paisaje que rodea a Alcalá y que comprende gran parte de eso que se llama comarca de la sierra sur.  Parapanda, Cerro Gordo, la Desilla, el Camello … Toda una orografía circular y perimétrica que ofrece al náufrago la visión impagable de lluvias, nieves y ventiscas; de amaneceres soleados y lunas amarillas; de nubes rosadas, turquesas y grises, según el aire las anima y ventee; de calentonas recachas y tibio mediodías, junto a gélidas noches invernales.

Pero cuando el náufrago mira para abajo la calle se le sube a la terraza y él otea todos y cada uno de los ajetreos de la vida urbana, aquella que los ciudadanos recrean cada día como hábito de vida y de convivencia. Nada escapa a su ojo cuando se asoma a Rocadura para echar un cigarrillo. Y puede ver cómo los ciudadanos hacen de la ciudad su rincón y su apaño, su faena singular, día a día, haciendo de su capa un sayo y saltándose a la torera cualquier norma de convivencia.

1.      Esos ciudadanos que, tan limpicos ellos en su hogar,  echan la basura en los contenedores a cualquier hora, según su real antojo y su santa voluntad.
2.      Esos ciudadanos que, teniendo tres pasos de peatones a mano, cruzan  siempre por la calle de en medio, sorteando coches y -encima- jurando en arameo.
3.      Esos ciudadanos jovencitos que se magrean a todas horas, a plena luz y en plena calle, creyendo que los demás tenemos necesariamente que ser testigos de sus ardores amatorios. No, no es ese beso calentón que te asalta de pronto; es un magreo en toda regla, que llega casi a la antesala de lo que usted sabe.
4.      Esos ciudadanos que tienen la papelera al lado y no hay manera de que le den uso, así lo mande el médico.
5.      Esos ciudadanos que tienen por costumbre ensuciar los bares, inundando el suelo con los restos de gambas, azúcares y servilletas. Y que no saben hablar, tan sólo gritan.   
6.      Esos ciudadanos que, si no tienes un buen dribling  o unos buenos reflejos, te echan un gargajo en el zapato a poco que te descuides.
7.      Esos ciudadanos que se mean en cualquier rinconcillo de cualquier esquina, aprovechando la clandestinidad de la noche.
8.      Esos ciudadanos que llevan la música del coche a toda “leche”, y encima de los Chichos, anunciando a todo cristo que están pasando por allí.
9.      Esos ciudadanos a los que les da igual que el semáforo esté en blanco o en amarillo, con cebra o con cabrillas, porque ellos van, llegan y pasan exactamente cuando les sale de los “güevos”.
10.   Esos ciudadanos que creen que saludar, dar las gracias o pedir las cosas por favor son cosas de maricones.
Estas 10 maneras se resumen en dos: mala educación a granel y convivencia social a cero. Son casos aislados, oiga. ¡Estaría bueno que fueran todos! Y encima te quitaron la Educación para la ciudadanía.