viernes, 27 de diciembre de 2013

Inocentes (para mañana)

En la Goleta ya se han recogido las últimas aceitunas del invierno, casi recién empezado. Las heladas de estos días han mermado la cosecha y el náufrago sólo sacará este año unos trescientas mil kilos. Poca cosa para las 500 fanegas que tiene de olivar, pero al menos no le faltará aceite para el año. Se ha enterado de que algunos terratenientes de land-rover y ranger han pagado 20 / 25 € por jornal a los inocentes saharauis que han visitado la zona para la “recogía”. “Y si no, vienen otros”, dicen que les han oído decir, mientras llevaban 2 kilos de fideos y 1 de macarrones a los bancos de alimentos. Inocentes.

La Navidad va cojeando con su lenta parsimonia –villancicos solidarios hasta en la sopa- y los inocentes ciudadanos ya están hartos de mirar cómo beben los peces en el río y ver cómo hacia Belén va una burra. Y cómo los Blesa, los Lanzas, los Nidos, los Ferrán, los Unos y los Otros se ríen de los inocentes. De todos esos inocentes que se creen que la cosa va a mejorar porque el Gobierno piensa en ellos.
Los mismos que matan de hambre a 19 mil niños inocentes al día (UNICEF, dixit), los nuevos Herodes, algunos de ellos tan preocupados por los nasciturus que olvidan a los que ya han nacido.
Lo que más rebela al náufrago es la inocencia inocente. Inocentes parados, enfermos, mutilados, apresados, bravíos. Inocentes discretos, sufridos, pacientes y pasivos, aceituneros altivos. Inocentes secos, delgados, agrios, obesos, carapitos. Inocentes inocentones. Inocentones también ésos que se han creído que se iba a agotar el Sonetario 52, como si los libros de poesía pudieran agotarse alguna vez en este país. Vamos, como si fuera el libro de Belén Esteban.
A estas y a otras muchas cosas muchos llaman “demagogia”. Es la salida. Te descalifican con ella. Eso creen ellos: los ugetés, gúrteles, barcenófilos, ereleilos, etc. A partir de ahora, a quienes digan que es demagogia el náufrago les cortará los güevos ...metafóricamente.  
PD. Pero hoy es un día especialmente triste en la Goleta. Ha muerto el inocente tío Gafotas, ese personaje que ha sido la cara mala de las andanzas y troteras del náufrago durante casi 2 años. Y el náufrago pide perdón, porque no era tan malo, pese a su ejército de murciélagos que inundaban el faro de Rocadura de cagadas y mocos. El tío Gafotas es inocente y ha estado pagando un pecado que no cometió. Por ello el náufrago lo hace morir in gratia dei y, de sus cenizas, nace el verdadero demonio de la Goleta, el que desde ahora será llamado el Enano de la Venta, en honor a aquel personaje cervantivo que tan bien fuera descrito en un artículo de Pido la palabra. Hoy, día de los Inocentes, el náufrago se declara culpable.
-Anda, ve a la librería Ítaca y verás como -efectivamente- el libro está agotado.

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