miércoles, 31 de julio de 2013

Postdata al Trepabuques

El náufrago promete por su honor y su palabra, ante la Constitución Española y ante la Hemeroteca Nacional, que ésta es sólo una postdata al escrito sobre el famoso Trepabuques (13-5-13) y que ya no escribirá más sobre el asunto.
Después de un par de “atenciones” periodísticas en la sección del Llanillo, de gran interés informativo y que resumen la esencia del pensamiento editorial, tales como que
        -El concejal de cultura se jacta en la rueda de prensa de que se sabe de memoria casi todos los Evangelios (24-7-13)
        -El concejal de cultura contestó, meses después, y en tono irónico y festivo una pregunta del PP sobre Etnosur (17-3-13).

Después de esto, ayer se inauguró la VI edición de Expopinta, que abría los Festivales de Agosto de 2013. Acompaño recorte trepabuquero:


Un gran celo informativo el del corresponsal titiritero: 31 nombres propios de personas … Sale hasta el “apuntaor”. Sólo se le escapó el del concejal de cultura que:
-         presidió el acto
-         pronunció el discurso – saludo
-         declaró inaugurada la Exposición 
Tampoco aparece la concejalía, que es: - la patrocinadora de Expopinta
                                        -la organizadora de los Festivales
Silencio sobre el lugar. ¿Fue en la sala interior de Capuchinos, en el patio exterior, en el terreno limitado por la verja o tal vez en el espacio que hay al final del paseo, según se baja, o al principio, según se sube? 
Como al estar en el centro de la foto no se ha podido quitar al concejal, cosa que ha ocurrido otras veces, el náufrago lo tacha y aquí paz y después gloria.

        PD. He aquí un claro ejemplo de rigor informativo y de profesionalidad periodística.

lunes, 29 de julio de 2013

Morir sólo - solo

La muerte es blanca y duerme de costado. Vive entre
los vivos, entre árboles frutales. Permanece
atenta a las plegarias de los hombres que van
o vuelven de los campos, discretos, silenciosos,
con las cuentas rodándoles en los dedos gastados.
La muerte oye llover sobre los vivos
y oye llorar sobre los muertos.

A través del microscopio del faro de Rocadura, el náufrago ha podido empaparse de la tragedia ferroviaria gallega, ocurrida en el centro geográfico y emocional de Santiago. Era el día del santo apóstol. Fue entonces cuando el náufrago recordó estos versos de Manolo Jurado, un poeta sevillano que estudió latines con él en aquellos tiempos definitivamente idos de la Safa de Úbeda.
Tiene el náufrago una obsesión que le acuna y le despierta: morir sólo – solo. En pocas frases tiene la tilde una importancia tan precisa como en ésta. Morir sólo, solamente morir, la única obsesión del hombre, el único laberinto, la única factura. Morir solo, o sea, sin compañía, aislado, como toda muerte. Porque nadie te acompañará en ese acto de “inmensa soledad” que es la muerte. Aunque estés rodeado de familiares, amigos y vecinos, tu muerte siempre es un acto de soledad.
Sólo morir tiene sentido, porque desde que naces vives para ello, para morir. Morir solo sólo es tu propia despedida. La gente está ahí, pero no es público, ni compañía, ni solidaridad. La gente asiste a tu muerte desde su vida, es decir, desde otro plano, bajo otro cielo, con otra perspectiva. Sólo tu muerte es para ti solo.
Da igual que la muerte nos pise los talones por una neumonía, un navajazo o una maniobra de un tren mal dirigido. La muerte es tuya exclusivamente y nadie puede afrentarla, domarla o reducirla. Viene el rezo, la lágrima, ese luto del duelo, pero nadie acompañará tu muerte.
Tú, que vives, cuando vas a un cementerio a poner la rosa o das el pésame en el tanatorio o asistes impotente a una tragedia colectiva, nunca acompañas al muerto, ya que éste sólo puede estar solo. Solamente su muerte le perjudica, le beneficia, le controla y le anima. Solamente su muerte será suya en exclusiva. Las muertes de los demás sólo son su muerte sola.  
A estas alturas del escrito, llega a la Goleta un mensaje: ¿cómo estás? Y el náufrago contesta que normal, escribiendo sobre la muerte como tragedia colectiva y como soledad. Como una última mudanza, dice el mensaje.
Muy bien, por tanto, todas las muestras de solidaridad, entrega y duelo ante esa pena colectiva provocada por el tren de Santiago. Muy bien, pero no confundamos la pena con la compañía, ya que morir no admite acompañamiento, a no ser que el otro muriera contigo. La pena sí, es siempre colectiva, como el rito o la liturgia de la tribu hacia los que quedan vivos; pero la muerte sólo se queda con su muerte sola.
-          ¡Qué pesimismo, tío!
-          No, querido lector, probablemente esta página sea uno de los cantos más optimistas y gloriosos sobre la muerte. El náufrago lo sabe y sólo aspira a que le llegue con los ojos de la sirena … porque, eso sí,  está convencido de que toda muerte tiene una mirada.



lunes, 22 de julio de 2013

La Goleta

Le preguntan al náufrago de vez en cuando qué es la Goleta y dónde está, pues según estas crónicas blogueras debe ser un espacio concreto en un sitio concreto. Y no, no es así. Porque no se trata de un lugar físico ni siempre el mismo, ni tampoco tiene geometría ni medidas. Digamos que es un espacio imaginado pero real, aunque esa realidad no sea sensible. Sirve a veces de guarida del alma y de infierno prematuro, también hace las veces de cielo y de nirvana, de refugio solitario y solar de los deseos. La Goleta es el mundo del náufrago con todas sus mentiras, sus obsesiones, sus cabreos y sus huellas dactilares; pero es también el mundo de sus sueños, de sus despistes, de sus crucigramas y de sus amores. Y de sus pensamientos, sobre todo.

La Goleta geográfica existe, claro. Sin ir más lejos, es el puerto de la ciudad de Túnez, famoso hoy por su larga playa y sus ricos restaurantes de pescado. Su madre etimológica viene de “gola”, canal de entrada en los puertos. Según la RAE es una embarcación fina, de bordas poco elevadas, con dos palos, y a veces tres. Bergantín y bajel que hizo de buque antiguo para la condena a galeras. Precisamente existe un bergantín goleta que se llama Cervantes Saavedra, como el mismísimo autor del Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Es un buque flotante que hace las veces de escuela y faro. Y hasta hay una calle granadina con el nombre de la Goleta en donde vive la pareja Juan-Be con dos hijos preciosos, Claudia y Daniel.
Alguien ha descrito la goleta como “la perla del mar, de velas timbradas por el viento que, con sus vergas y jarcias, crea versos inefables”. Y añade: “un prodigio, sin más sonido que la voz del mar y el aliento del soplo sobre la arboladura”.
Esa es la Goleta del náufrago: ese lugar interior en donde se encuentra el puerto y el velero. El puerto como destino de llegada para la muerte y el barco como viaje. Y es en ese encuentro -camino y fonda- donde tiene lugar esa aventura de la que el náufrago disfruta -o sufre- cuando, desde el faro de Rocadura, recrea cada día su vida, detenido el tiempo y encerrado en el mundo de sus ideas y de sus emociones. A veces son la serenidad y la armonía, otras el miedo y los temblores, pero siempre la voz del náufrago despidiendo la vida.
Y de ella salen todos los escritos: deformes y brillantes, de humor y de desgana, críticos y gozosos, aburridos, filosóficos, papeleros, sosos y calentones … La Goleta está en el alma del náufrago, a modo de conciencia, pero también a modo de memoria y de redención. Como un limbo que le recuerda todos sus pecados. Disfrazada de almunias, poyetes, mares de fenicios y acamuñas por donde aparecen de vez en cuando pequeños monstruitos, como el tío Gafotas o el Titiritero. Pero también es el espacio deseado para disfrutar de la belleza de la sirena.

miércoles, 17 de julio de 2013

I Torneo de Mus

La Asociación Huerta de Capuchinos celebraba sus tradicionales fiestas. Sin duda el único barrio alcalaíno que mantiene, año tras año, un programa interdisciplinar en donde se conjuga ese triángulo erótico formado por la cultura, la fiesta y la convivencia, cumpliendo una función integradora de  la sociedad y creando una escuela cercana para la participación.
El náufrago acudió a la fiesta con el gusanillo del I Torneo de Mus metido en su buche de gaviota. Salió de la Goleta con el último alpiste en los bolsillos y tarareando aquella copla del ardor guerrero vibra en nuestras voces. Por primera vez en la historia milenaria de la ciudad tenía lugar un campeonato de mus, juego de cartas vasco-madrileño, prácticamente desconocido en las Andalucías (la bética y la penibética) y que el náufrago había aprendido en su etapa lisboeta.
Música de fondo del tararí para volverse loco, después de la pinchada moruna, y un calor heliodoro de cigarras y majoletas. Comienza la partida en el mismo instante en que el vocalista entona la Campanera.
Desvirgada la baraja nueva, comienzan los cortes, embarajes, pases en falso, guiños a ciegas y señas señaladas. Todo un sistema de signos va conformando las primeras manos de ese juego de naipes -el mus- que torea grandes y chicas, desinfla pares y se enrosca en el juego de las 31. Alternancia en los primeros envites, equilibrio en los lances, mesura en los comentarios y movimiento pendular en los muses faroleros.

El náufrago tiene una jugada personal y rafaelina que consiste en que se da siempre mus de mano, tenga lo que tenga. Sabe que pierde oportunidades (ventaja al contrario), pero también aumenta la sorpresa. Hace lo mismo que cuando juega “a los chinos”, que nunca pide 3 entre 2.
La tarde se va engolfando con los riegos del cubata y del gintonic lola-loleño. Hay un ambiente, digamos, “molecular”, pero la partida de mus sigue su rito con una voz de soprano, hasta que el náufrago decide falsearla con un do bemol propio de tenores. Se da mus de mano y corta el enemigo. Él entorna sus ojos diagonales y escudriña la jugada con la parsimonia serena de un tahúr del Himalaya. Espera que hablen. Tiene dos cuatros y dos sietes. Están a 15 puntos por 5 para el set definitivo. Están perdidos y la pareja madrileña respira con el olor del triunfo presentido. Un pase en falso a los pares, el otro que envida y un trío de reyes que se vuelve loco y grita ¡órdago! Y pone ojos de brótola cuando se encuentra con el dúplex del náufrago. Game over, dice el titiritero.
Día grande este 14 de julio, cuando el náufrago toma la bastilla y se proclama campeón absoluto del I Torneo de Mus en Alcalá la Real. Una copa y una botella de aceite de la Sierra Sur son los trofeos de un hecho que ya es historia.  Por eso sería conveniente que tomara nota el cronista de la ciudad y escribiera la página de una gesta alcalaína tan singular y meritoria. Con la leyenda “In primo certamine muris Alcalae Regalis, victores Raphaelis fuerunt”. ¡Sublime! 

martes, 16 de julio de 2013

Primarias andaluzas

Llegó al faro de Rocadura el calendario y el procedimiento para la celebración de las primarias en el socialismo andaluz…si es que llegan a celebrarse ya que, como se sabe, los distintos aspirantes tendrán que conseguir 6700 avales, que no son moco de pavo. De lo contrario, la candidata “oficial” (Susana Díaz) será ratificada -ipso facto- como única, legítima y plenipotenciaria nueva jefa, sin más requisitos.
El náufrago piensa que sería bueno que hubiera más de un candidato porque, si no, ¿dónde está el proceso democratizador y las distintas opciones para poder elegir? Predicar que cualquier socialista puede ser aspirante está bien, pero luego habrá que poner los medios para que eso sea posible … Vamos a ver si el razonamiento del náufrago es lógico o no:
- ¿Queremos primarias, sí o no? … Se supone que sí.
- Entonces habrá que favorecer que haya más de un aspirante, no?, ya que si no, no las habrá.
-La exigencia de muchos avales dificulta el proceso, no? Y si, además, descalificas de entrada a 
  unos en beneficio de otros, ¿qué es lo que pasa?
-¿Se podría decir que en estas condiciones hay un proceso limpio, libre y democrático en fondo y 
   forma? Evidentemente, no.
-Lo mejor hubiera sido eliminar la condición necesaria de los avales o, al  menos, exigir un número
  reducido para que fuera fácil poder presentarse. Pero no está siendo así.

La condición de los avales la ve bien el náufrago para impedir que los candidatos se multipliquen por (n) elevado a (n); pero si se trata de 3 ó 4, lo lógico sería dejarlos y, desde luego, no ponerles demasiadas trabas. Se trata simplemente de tener derecho a ser “candidatible”, si se permite la palabreja. Y para ello debería bastar el deseo del aspirante. Luego, convocadas las primarias, sería el tiempo de hacer campaña a favor de uno u otro. Todo lo que no fuera así pecaría de una dosis de perversión más o menos llamativa.
Se hacía el náufrago estas preguntas retóricas cuando, como queda ya dicho, le llegó al faro de Rocadura la cita de la asamblea. Y se dio cuenta de que su teoría no se veía reflejada en ella. Una pequeña (o grande) trampilla (o trampaca) había convertido la cita informativa-instructiva en precampaña electoral, cuando lo razonable sería procurar que jugaran todos los que quisieran sin tener que romper la baraja. .
Era evidente que se había “desatinado” la finalidad de la asamblea. Se prefirió a uno o a otro dando razones que no venían al caso en-ese-momento. No se trataba de elegir el candidato sino de aceptar a los aspirantes. ¿Acaso los otros dos no servían ni siquiera para aspirantes? Espere usted que lleguen las primarias y entonces dice esto o lo otro de cada cual, vale. ¿Pero ya, a qué tanta prisa? A este paso puede que no haya ni primarias, ya que si todos los avales van para la misma persona, aquí paz y después gloria. Así que tiempo habrá … si es que llega.
Por eso habló el náufrago. Para decir que lo lógico era dar el aval a los que tienen menos para permitirles que participen. ¿Quiere usted ser aspirante? Pues muy bien, adelante. Déjelo usted entrar, hombre, y ya se verá el respaldo que tiene.
Y un paréntesis: hablar de neutralidad y -acto seguido- valorar a unos y a otros está feo, pero que muy feo.  Que los aspirantes tengan dificultades para conseguir los avales necesarios, ¿es eso lo que queremos? Pues entonces no habrá primarias.
Así que el 29 de julio lo mismo no hay ni que votar y todo se queda en pollillas en vinagre.


lunes, 8 de julio de 2013

El encuentro

Hacía 35 años que no se veían. Desde que hicieron la última aventura juntos: unas oposiciones a bachillerato. Entre copa y sardina asada recor­daron el quinquenio 71-76, aquellos años hirviendo en el sopor de las aulas de Puentezuelas, el primer escote de Pili, la ignorancia petulante del profesor X y el examen en Callao, en plena calle, por no sé qué de una bomba. Recordaron también la taberna-vieja de Plaza Nueva y el primer humo de los porros en el Campo del Príncipe. Recordaron cuándo y cómo se iban sin pagar del Marilyn  y las horas pasando a limpio los oscuros apuntes de Lingüística Románica. Recordaron la noche en el garito policial de la calle Duquesa. Cuando salieron las notas de la “encerrona” decidieron armar la fogarina -allí- en los madriles.  Una noche rabiosa. Fue la última vez, hacía ya 35 años.
La Goleta fue testigo mudo del encuentro, bajo la parra virgen del recién estrenado verano. Luz y fuego en el umbral de la cueva playera. El saludo tal y como así: pero-!hombre, Manolo!- ¿cómo tú por aquí? - !Kubalita,  qué alegría verte!- y ¿cuánto tiempo hace?
El encuentro fue eufórico y el abrazo supuestamente sincero. Manolo vestía un elegante traje marrón, como de butique, y llevaba una cartera portafolios de suave piel mate. Un guardaespaldas misterioso hacía también de chófer para su Audi8 de alta gama. Lo llamaron cien veces por el iphone en menos de media hora. Su porte distinguido en nada tenía que ver con las “fatigas” de aquellos años recordados.  
 -!Caramba, tío, qué pasón!, exclamó Kubalita.

Y se fueron al faro de Rocadura, frente al mar de los fenicios. Y de nuevo vinieron los recuerdos nuevos: las graciosas explicaciones del profesor de Geografía sobre los vientos "alizios", el día en que se presentaron  en la sede socialista del Camino de Ronda -sección 24- las primeras discusiones sobre el partido,  cuando Su Excelencia ya podría, las milicias de Montejaque y, !cómo no!, aquel talbot-hotel del descanso del guerrero.

Manolo le contó eso de un despacho reluciente, tres teléfonos en conexión directa, un montón de circulares en la mesa, la responsabilidad de la gestión autonómica, la entrevista cotidiana con el Consejero, las cenas de trabajo relajante y los whiskises de terapia representativa. Una agenda siempre llena de fechas y tachadura por asuntos de urgencia, esa red de nuevos conocidos, siempre en la foto de la política, tan “prisionera”…!Ay, el poder!...Tú sabes, Kubalita, que a mí las clases no me gustaban dema­siado; la monotonía, las incomprensiones, el anonimato... Sí, ¡es tan distinto!  Sevilla te enciende con sus primeros amarillos en ese cernudiano atardecer de la calle Betis. No como tú, que siempre has sido un gilipollas. [¿…?]
-Dicen que te vieron llorar –dijo Kubalita- cuando en el último cambio estuviste a punto de volver a la tiza y explicar a Larra; y dicen que te arrastrabas por los pasillos,  y hasta que se te fue el sueño durante cuatro noches enteras; y dicen también que le tirabas de la levita al kopón bendito ...
- !Qué cosas dices!, replicó Manolo. - ¡Qué cosas haces!, contestó Kubalita.
El náufrago lo vio cómo daba una palmada y el  chófer se cuadraba y le daba un cigarro. Pasaría por Ecija y se tomaría una yema en el Pirula, le dijo al náufrago.
Ya se lo había pronosticado aquel horóscopo: encuentro con un  viejo compañero que terminará como el rosario de la aurora.

miércoles, 3 de julio de 2013

El perejil

Le mandan al náufrago algo parecido a un folleto o similar ilustrado con el imperativo de ¡Limpia tus riñones! Un texto email-escrito que nos avisa de que “nuestros riñones son los filtradores de la sangre, que se pasan todo el día quitando la sal, el veneno y cualquier otra sustancia dañina que intente entrar en nuestro cuerpo, por lo que -con el tiempo- necesitan un tratamiento de limpieza”, o sea, un lavado renal.
Y acto seguido nos regala una sencilla receta:
“Primero tome un puñado de perejil y lávelo muy bien, después córtelo en pedazos pequeños y póngalo en una olla y agregue un litro de agua limpia; hiérvalo durante diez minutos, déjelo enfriar, cuélelo en una botella limpia y póngalo en el refrigerador”. El uso de esta palabra nos orienta a un texto sudamericano, ya que en la Goleta se dice “frigorífico”.

El náufrago no conocía las afamadas y nutritivas virtudes perejiles, tales como potente antioxidante que rejuvenece la piel, diurético como el que más, útil contra las úlceras, recomendado para fiebres y neuralgias, ideal para fortalecer el cabello y las uñas, dietético acojonante para prevenir la hipertensión y la osteoporosis, fiel aliado para combatir la anemia y el cansancio y de especial indicación para la menopausia (se sobreentiende que también debe incluirse la pitopausia).
Su riqueza en betacaroteno, clorofila, vitamina C y minerales (calcio, fósforo, hierro y azufre) lo hacen instrumento infalible contra el mal aliento y la acumulación de grasas y toxinas … Hasta puede ser un buen remedio para cánceres, problemas cardíacos, cataratas e infecciones… ¡Cojones con el perejil!

Lo que le extraña al náufrago es que no regule la eyaculación precoz ni endurezca el llamado por los puritanos del lenguaje “miembro viril”. 

Al náufrago siempre le gustaron esos puestos aromáticos en donde lo mismo venden hierbas que sirven para cagar duro que para descagar, por ejemplo. Uno de esos puestos está frente al faro de Rocadura, a la otra orilla, y desde allí -dominando la Goleta- puede verse todas las mañanas al tío Gafotas acompañado de sus murciélagos. Debe tener serios problemas de salud, porque compra el perejil por arrobas. ¿Os imagináis una arroba de perejil?
Tome un vaso diariamente y verá que todo el veneno acumulado empieza a salir de su riñón al orinar, así que no te lo quedes, ¡!!compártelo!!!, sigue diciendo el folleto.
¿Eliminará el perejil también la mala-leche? ¿Y la gilipollez juvenil, el coñazo académico, la malafollá a espuertas, el babeo político, la verborrea gritona y el aplauso chaquetero? ¿Eliminará todo esto el perejil?
            En estas cosas tan serias pensaba, mientras se comía los ricos espárragos de la baja ribera, aliñados dorotescamente para el “polvorilla”, siguiendo el modelo del Charilla ´s cookin way.
P.D. Cuando el náufrago escribe esta página -tres de julio- le llega el recuerdo de que -en un día como hoy-  en la ruta del viento acariciado por los mares, nació una sirena. Fue entonces cuando se comió una rosa… porque a él no le gusta el perejil.

  



lunes, 1 de julio de 2013

Canto General 1. 10

Así termina el Canto I. ... Epopeya
                                      Consta de 40 estrofas
                                      10 emisiones de El Náufrago