miércoles, 23 de mayo de 2012

No te rindas, Benedetti

Benedetti escribió el poema No te rindas, uno de los monumentos de esa poética que se ha llamado de la resistencia. 

          “No te rindas, aún estás a tiempo // de alcanzar y comenzar de nuevo,
           aceptar tus sombras, // enterrar tus miedos,  // liberar el lastre,  /retomar el vuelo”.

El náufrago lleva varios meses, como un martillo pilón, dándose golpes de pecho con cada uno de estos versos cortos y deshilachados, sentenciosos y duros, como disparos de fogueo. Piensa el náufrago que nada hay más agudo y menos bélico que la palabra, más eficaz y menos violento, más victorioso y menos imperial.

         “No te rindas que la vida es eso, // continuar el viaje,  / perseguir tus sueños,
          destrabar el tiempo, // correr los escombros, // y destapar el cielo”.


En la Goleta tenía tiempo para pasar el tiempo dedicado a juegos y piruetas literarias.
Por las tardes jugaba con los infinitivos de Benedetti: alcanzar, comenzar, aceptar, enterrar, liberar, retomar, continuar, perseguir, destrabar, correr, destapar… Intentaba conjugarlos con sus propios infinitivos, aquellos que definen sus propios intereses, deseos, aficiones, tareas, necesidades… su propia vida.

         “No te rindas, por favor no cedas, // aunque el frío queme, //
          aunque el miedo muerda, // aunque el sol se esconda // y se calle el viento,
          aún hay fuego en tu alma., // aún hay vida en tus sueños.

Luego, cada noche, el náufrago se rinde.

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