sábado, 5 de mayo de 2012

Baelo Claudia

Llueve a lo largo y ancho de la Bética Romana, cuando una excursión alcalaína se dirige
a Itálica y a Baelo Claudia. Mal día de viaje, pero buen día para los campos andalusíes.
El náufrago se quedó en la Goleta -intra muros- aquejado de un silencio claustral interminable… como un anacoreta en tiempos de alfileres.
Ahora recuerda aquellos versos inmensos que un día leyó en la villa romana de la Almedinilla junto a una metálica paloma:

         Vosotros que tuvisteis una vez // la juventud, como quien tiene hierba
         en la mejilla, pájaros en el pelo, // hijos de Roma, lejos de la vida.
         …viajando a donde Ovidio estuvo solo, recordando amores.

El náufrago se quedó con su viaje literario escondido -virgen y mártir- como aquellos efebos de las catacumbas. Entre el estoicismo de Séneca y la grandeza de Trajano.
Cuando escribe esta página, imagina las ruinas de Itálica con su estatua de Venus, aquí junto a su mesa; se funde en la necrópolis de Carmona, una vez saludada la paz astigitana de Écija, la” civitas solis voabitur una”; recrea la urso de Osuna y el mito de Hércules, entre las calzadas y termas de Baelo Claudia, rezando aquella oración pagana en el templo de Minerva.
El náufrago había preparado especialmente aquella canción a las ruinas de Itálica. Poema cumbre que inicia el ubi sunt, el gran tópico de la literatura medieval: la brevedad de la vida / la vanidad humana / el qué hay de lo que fue … y preludia el carpe diem del Renacimiento: la belleza de la rosa y la juventud efímera.  Porque todo esto tiene un significado especial aquí, en la Goleta.


Por eso el náufrago le desea un buen viaje a la expedición alcalaína y a su guía de viaje, Paco Martín.  Él se ha quedado recitando los versos de Rodrigo Caro:                                    
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora,
campos de soledad, mustio collado,
             fueron un tiempo Itálica famosa.
[…]
Sólo quedan memorias funerales: // ¡oh, fábula del tiempo!,
¡cuánta fue su grandeza y es su estrago! … //Todo desapareció, cambió la suerte,
voces alegres en silencio mudo; … [   ] // ¡oh patria de los dioses y los reyes!
fábrica de Minerva, sabia Atenas, // emulación ayer de las edades,
hoy son cenizas y vastas soledades… [   ]
«Cayó Itálica», dice una voz llorosa,
y el eco la reclama: «Itálicaaaaaaaa»
El náufrago lo sabe.

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