viernes, 21 de marzo de 2014

El semáforo - 2

La vida inocente de Lupi, aquella niña ciega de trenzas negras que todos los días
endulzaba sus labios con el donut de una escuela en Boadilla. La veía jugar a la gallinita con su espinete de goma y una bufanda verde que le cubría una chata naricilla, casi como de juguete. La niña Lupi miraba a todos sus vecinos del semáforo, pero sólo veía con su larga trenza negra. Ojos de cera verde y zapatos de charol.
¿Por qué la niña Lupi reía siempre con su bufanda verde, a pesar de no poder distinguir los colores de la vida?  ¿Qué sueños dormirían en los ojos cerrados de la niña Lupi?
El semáforo le dejaba paso preferente y la mimaba con un sonsonete que ella agradecía con el verde airear de su bufanda.
Niña y bufanda,
anda el carrusel del mundo,
trompetín como juguete,
espinete, ¡vete! ¡vete!


La niña Lupi salía del colegio con sus cromos imaginados en el interior de sus pupilas y, con su media lengua, cantaba la canción del semáforo que le servía como saludo. Nunca olvidará aquel hombre solitario la risa de la niña Lupi con su bufanda verde, que estiraba cada vez que cruzaba el verde semáforo de la calle Arabial.
¿Por qué se enamoró aquel hombre de la niña Lupi?
El rojo corazón de Badina. Penumbra siempre. Besos en el portal de enfrente. Rojo semáforo calentando el viento. Un flexo rojo en el rojo cerebro del hombre solitario.
-          Mira el semáforo rojo, Badina!; comprueba su zigzag y su fogueo; nuestro aliento de cada tarde en cada abrazo.
-          Espera la señal; espera que la nieve mitigue este calor, contestaba Badina acariciando la fría farola de la calle.
Y el semáforo ponía una luz de pudor rojo en los pezones de Badina.
Rosa, rosae, crucigrama. Vega y mar.
Badina, mujer: do you love?.
En el páramo un lunar:
beso, requesón. ¿Qué tal?

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