viernes, 1 de febrero de 2013

Candelarias

Siglo XV. Tenerife. En la Goleta se prepara ya el nocturno luminoso de las candelas y del fuego que alumbrará la “lumbrá” . También está preparado el sabroso salchichón alcalaíno y el vino de Campoameno. El náufrago asistirá a las distintas hogueras de la urbe imaginándose aquellas fiesta romanas de las Lupercales. Otra vez la Iglesia -siempre al quite y en el sitio y tiempo oportunos- le añadió los elementos necesarios para transmutarla en ritual religioso. Así nos llegó la purificación de nuestra señora y la presentación de su divino hijo en el templo. Alguien hablará del sabor de la tradición y, los más académicos, harán referencia a la “cultura del fuego”, como ya lo hacen con la cultura del  pan con aceite, la del detergente o la del espárrago tempranero.      
“Cristo, la luz del mundo, presentado por su madre en el templo, viene a iluminar a todos como  la vela o las candelas, de ahí el nombre de "Candelaria". (Versión wikipedia libre)
Siendo esta advocación de origen canario, se extendió rápidamente a toda la geografía hispánica, también llamada ibero - sud - hispano americana … hasta llegar a las antípodas e instalarse en la Goleta. El frío de los febreros impide lo que debería ser una romería de gran fuste mariano (¿Mariano? Pero no está el horno para bollos, además de que ya hay bastantes romerías en esta tierra de María Santísima. Competir con la Cabeza y el Rocío sería demasiado, piensa el náufrago, mientras el faro de Rocadura respirará esta noche un denso aire de ascuas y "albulagas". Sonará el himno candelario en el mar de los fenicios con ese arranque militar que suena a modo y manera de la legión:  “A mi Candelaria la próspera tierra” ... 


Después, cada rito se llenará de culosquemaos, chiscos, bolisnas, ragañás, rosetas, punos, espinos, tamales, muñecos, atoles, etc. dibujando el campo semánticos de una fiesta con ingredientes romanos, aztecas y cristianos … de la mano en su origen del gran Chalchiuhtlicue (dios del agua). Todo un ejemplo de sincretismo.
En la Goleta también habrá ritual de la tribu siguiendo el programa de mano precolombino: se sacará en procesión al tío Gafotas en unas andas cubiertas de un negrusco serrín, acompañado por su ejército de murciélagos y una damajuana repleta de atole alcanforado y relleno de zapallo, chile amargo y venado mudo. De postre chompipes y birotes… como en los viejos tiempos de Moctezuma. Habrá libaciones de orines y vomiteras y una bruja le ofrecerá al agafotado demonio un gazpacho de semen podrido para purificar la isla de los malos espíritus.  Algo de esto ocurrirá en la Moncloa. Sustituirán las leñas por un puñado de sobres rociados con gasolina y todo se irá al limbo de lo eterno, mientras la Cospedal se nos ríe de "casta y de sencilla".
El náufrago liberará a los palomillos disfrazados por la tradición grotesca de la falseada “cultura popular” y los dejará libres sobre el azul intenso de las aguas del Mare Nostrum, dando fin a la fiesta.
A partir de hoy, la corrupción habrá sido purificada. El náufrago sabe todo esto.

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