lunes, 11 de febrero de 2013

Nangten Menlang

Ese es el nuevo remedio. Un centro médico budista que se dedica a dar seminarios y conferencias sobre prácticas tibetanas, el amor de la pareja y las relaciones entre los cuerpos y las saludes. Así, en plural, porque hay distintos tipos de cuerpo y de salud.
El prospecto que le llega al náufrago nos presenta al “elevado” maestro budista, venerable Tulku Lobsang, como un respetado médico de la tradición astrológica tibetana.  Desde chico fue elegido por Nyentse Lama como la 8ª encarnación de Buda. Y poco a poco creó el centro de Nangten Menlang desde donde, protegiendo el antiguo método tántrico de curación, intenta reducir el sufrimiento del mundo por la vía del “intercambio cultural”. Y cada año se da un viaje perioccidental para decirnos que si esto y lo otro sobre la felicidad. ¡Sus güevos ahí!
A 65 € el cursillo y a 5 la conferencia, nada de recetas gratis ni de muface. Y hasta tiene una consulta ambulante que la instala en el pueblo donde va y allí recibe a los míseros de mí e infelices,  previo pago de 45 pelotes.
El náufrago no se lo creía, quiere decir lo del cobro. Jamás había oído que los asistentes a una conferencia tuvieran que pagar 5 €. Así que el próximo día 14 (san Valentín, tin, tin), mister Tulku va a hablar en un teatro que dicen que hay en un pueblo serrano de la Comarca del Sur. Al nombre arabiado de Al-ka(ja)-lá, dicen que responde. Y le han llegado al náufrago noticias, tal vez rumores, chismes o quediranes de que puede que se llene el aforo martinez-montañero.  

Entre las grandes ideas que dirá, según el prospecto, es que el amor no es lo mismo que el deseo, que amar significa abrir a alguien nuestro corazón y que sin amor la felicidad no existe. Que por escuchar esto, que es lo que dicen todos los libros de autoayuda, psico-sociólogos de la berza y moralistas varios y –sobre todo- el sentido común, se cobre entrada es para repetirle de nuevo;¡sus güevos ahí!
Porque él sabe, “de forma cálida y divertida, llevar a la vida diaria el conocimiento milenario de la sabiduría tibetana”.  En cada consulta -sin cita previa-  comienza tomando el pulso “para conocer el estado de los órganos, sangre y fluidos vitales”. También se admite el consultorio privado (personal y espiritual). Como tenga éxito el chino vamos a tener que cambiar de parroquia.  Por eso, si el náufrago fuera cura,  cobraría esos 5 € por cada oratoria dominical, nada de cepillos ni limosnicas.
¿Será porque son gratis por lo que el personal no va a las conferencias culturales? ¡Como echa el náufrago de menos a los santones rurales (Custodio, Manuel y Luis). Aquellos no cobraban, sólo pedían “lo-que-dios-quedrá”. Eso sí, el tal Tulku es un guaperas que está para mojar sopas, según cuentan las tántricas. Por tercera vez el náufrago no tiene más remedio que decir: ¡sus güevos ahí!
¡Mira que si el venerable le quita la malafollá al tío Gafotas! Si eso ocurriera, el náufrago estaría dispuesto a pagar entonces hasta 500 €.

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