viernes, 16 de noviembre de 2012

Membrillos

Es el membrillo el gran piropo del otoño, el que le ofrece su acidez y su brillo,
su deforme y estética belleza, su olor de aroma añejo. Su color amarillo, que refleja la luna soberbia y moribunda, y condensa los versos de la gran poeta granadina Elena (Martín Vivaldi).
“serena de amarillos tengo el alma / Dios bendiga su brecha / yo no lo sé, ¿serena? / […] tú, mi siempre amarillo / hazte un sol de crepúsculos, ardiente / ponte verde, mi amarillo”.

Porque el membrillo es el icono de la estación preferida por el náufrago: el otoño. Neruda ya lo dijo, y Schiller, y Gil de Biedma, y Benedetti, y Ana Rosetti … y todos los poetas peleados con esa primavera tan coqueta y tan puta. Ese arbusto rosáceo, ramoso y peciolado, solitario y proscrito, como arrinconado, áspero y granujiento, de cáliz persistente y afrutado, rosado en las axilas de las hojas y a veces injerto con la araucana guayaba o de la manzana esperiega. Membrillos que se hacen carne de dulce jondo y lámina suave, como los hace Victoria, siguiendo la receta irrepetible de mi madre. También jalea y confitura, mermelada y flora. Postre de dioses, 2 litros de agua, hervido en la cazuela, azumado limón, 30 minutos. El náufrago se lo come con queso y ya le salen los versos.


Casi siempre de noche, cuando los recuerdos se fraguan  y el corazón se aplana,
a la luz del membrillo, ese representante frutal de los otoños,
       “hechos castañas, uvas, majoletas,
         granadas de avellana, dátil de nueces,
         azofaifas, bellotas, acerolas ….”
Otoño itinerante, frugal, lascivo. Vientre”. (Meditaciones del ego, pág. 465).
            Pensaba el náufrago en estas livianas reflexiones -allí- en el almúnico Poyete,
mientras esperaba que la risa de la mañana apareciera con el despertar de la diosa.
Luego fue la subida a los Tajos del zumaque, con la piedra tallada por Vicente, desnuda y desnudada, como todo un paraje de vidas invisibles … mientras el otoño le devolvía la lenta y pertinaz acidez de los membrillos.

1 comentario:

  1. y rompiéndoseel mar de los orígenes de nuestros llanos, mota, acamuña, nava yrompezapatos dejando elvalle de los Arrañales, Fuente el Gato y el Palancares como un hilillo que salvaba de aque movimiento de diasinclinbal.

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