miércoles, 24 de octubre de 2012

San Rafael bendito

Hoy, 24 de octubre, y aprovechándose de la bula papal que el bueno de Juan XXIII redactó para la ciudad de Córdoba, el náufrago ha des-celebrado el día de su onomástica. De todos es sabido, al menos por los doctores de la Iglesia, que Rafael es el ángel protector de la ciudad de la Mezquita, que no su patrón, pues éste es San Asciclo. Y que Rafael en hebreo significa “medicina de Dios”, uno de los siete que están siempre en la presencia de Dios. Arcángel, o sea, más que ángel, ya que tenían las misiones especiales para llevar a cabo el plan divino, a la vez que emisarios de los grandes mensajes (Gabriel, Miguel, etc.); una especie de geos espirituales. El episodio de Jonás saliendo de la ballena y encontrándose con Rafael como guía de los caminantes, luz de las cavernas y -ya está dicho- medicina curativa del alma.
Pensaba el náufrago  en toda esta escenografía, amante como es de la gran alegoría de la Biblia y del significado de los antropónimos. Era el día de su santo, como el prefería, nada de onomástica, palabra que le parece más aplicable a la nobleza y no a un olvidado náufrago escondido en la Goleta y hablando sólo con sirenas de trapo.
Empezó el día tarde, despertado una vez que hubo del lento y pesado insomnio de la noche, con una oración a San Rafael bendito:

“Te pido, ángel de mi destino, que me metas en la ballena de Jonás y me eches de penitencia una larga jornada de cilicios y jaculatorias por haber sido tan malo y -lo que es peor- por no tener propósito de enmienda. Te pido también por lo que me quede de vida, entiéndelo bien, que me vaya si no bueno al menos regular, no seas muy cabroncete y quieras pagarme con la misma moneda. Te pido que me alumbres con tu voz en las largas tardes del silencio, en los anocheceres tristes, en los dormires de solivianto y en los amaneceres interrogantes que me despiertan, cuando echo a andar intentando cumplir el sonetario de todos los días. Aquel que dice, por ejemplo:


     Luego, lenta y voraz, la noche asoma // descifrando el misterio de tu beso,
     frutos secos, tal vez, uvas o queso // en la dieta frugal, la luz desploma

      su color de neón, llega el idioma // y me obliga a escribir, me quita un peso
      que me alivia el dolor, hay un proceso:// fumo y fumo -cabrón- queda su aroma

      con el miedo arropado en mi cintura, // vencido quedo ya, punto y pelota,
      la bicha en su zig-zag, la cama oscura  

      se enreda en el reloj, como una jota // de almohada y clavel, vendrá un mal día
      de silencio y llorar: la muerte fría.

Se nos olvidó la Traviata … como oiremos esta noche en el concierto de canto y piano, en la solemne vozz de Laura Moyano, con motivo del Día de la Amistad. En este día … en el que Almunia se me mete tan adentro.

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