lunes, 4 de junio de 2012

Bankia golfa

Mientras en la Goleta se edifica cimbrera la pobreza,
los muros del dinero asedian los pilares  de la Banca,
altivos, marrulleros,
como refugios negros de una peste infame
que lenta-mente se tragan la fe vencida de la vida humana.
Dibuja el náufrago en su huella la canción del derrotado
en cada pentagrama de hambre y de silencio,
voraz, superlativo
capital de codicia amancebada con la prima de riesgo,
como un viejo refugio, golfa en la ruina.
Detrás de los gorilas, empachados de renta y de misterio,
cabalga el pueblo entero con su risa perdida para siempre,
deforme, acobardado,
y atrás -en Eurolandia- se salpican las ubres del dinero
entre cuellos, gomina e hijos de puta.


Goletiana la isla se derrumba, bankia golfa de avara geometría,
cerrada a cal y canto la luz desciende en sombra
utópica y oceánica
al compás de los ibex, los inputs, las usuras, con sus bolsas feroces,
a sablazos de dioses claroscuros, culpables de oro y plata.
Me cago en “tos” tus muertos, bankiana idolatría
que rica y despiadada te tragas la quimera golondrina del agua,
naufragio y bruma
de una indigna y atroz naturaleza, ya nadie en el olivo
se atreve a recitar los versos de Minerva.

1 comentario:

  1. muy buena, ni Quevedo puede contigo ni Abu Yafar cuando sufrió la afrenta del gobernador de la corte granadina

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