lunes, 6 de enero de 2014

Keridos Majos

1-Por aver sido mui güeno y ovediente os pido ke me tragiais una tables y un fono mobil.
2-P. av. si + bue & ovente os pi q. me … Samsung + pone5.
                Cuando llegaron a la Goleta estos dos mensajes a los RReyes Majos, el náufrago acababa de tomarse las pastillas y se le atragantó una, la más gorda, que estuvo a punto de provocarle una muerte por asfixia o, dicho en plata, un óbito por deglución branquial. La noche májica había terminado como el rosario de la aurora porque, tras la Kavalgata, los rreyes majos no sabían exactamente por dónde se llegaba al faro de Rocadura, el lugar del encuentro deseado.
Y no, no es que el itinerario fuese complicado, no. Es que el Enano de la Venta, disfrazado de rrey Vasaltar, le dio un toque levógiro a la estrella y despistó a Tus Majestades, que terminaron en Tomelloso, provincia de Ciudad Real. Por eso estos dos niños tuvieron que enviar por guasaps las peticiones arriba señaladas.
                Es la Noshe de Rreyes la más grande de todas las noches catatónicas del año, pese a ser leve y pasajera. Por eso no llega a ser una enfermedad -en este caso- , sino sólo un síndrome de un trastorno bipolar transitorio producido por la obsesión que la jente tiene por los regalos. O dicho para que todos lo entiendan: un fanerógamo instintivo.


Al náufrago le regalaron un Rolex que él valoró de forma especial por el orijen, modo y circunstancias en que se produjo. Le pareció excesivo, sin duda, pero eso lo hacía más digno de agradecimiento. Y lo llevaba orgulloso, pues nunca se hubiera visto en semejante trance sin la generosa cualidad de la regalante ni la elegancia intrínseca de lo regalado. Ya digo, un momento fanerógamo.
                Los RReyes Majos no cumplieron el deseo de los dos mensajes recibidos. En lugar de lo pedido le regalaron a cada niño un diccionario. Ni que decir tiene que los niños empezaron a berrear y a patalear, cagándose en la madre que parió a Tus Majestades y tirando el diccionario a las aguas oscuras del acantilado, en donde estaba el rrey Vasaltar, o sea, el Enano de la Venta, quien pudo leer en las pastas un nuevo mensaje que decía: “Ke te d. x cu”.
                Y es que no se puede jugar con las ilusiones y deseos infantiles. En lo que respecta al náufrago, éste les pidió que recuperara la ilusión del Rolex.

PD1. El náufrago sabe que este escrito es una “shuminá”, pero está algo catatónico y -además
         de imitar la ortografía de Juan Ramón- ha querido regalarse un diccionario sindrómico.
PD2. Iba a poner un taco, pero prefirió decir: ¡Córcholis, no entiendo nada!





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