miércoles, 30 de abril de 2014

1 de Mayo

Si hay algún día importante en el calendario laboral, éste es el 1 de Mayo. En las circunstancias actuales de crisis y paro, la efeméride roza las cotas de lo absolutamente imprescindible.
Hablaban de esto en la Goleta. Hablaban de esto y de lo otro en lo alto del faro de Rocadura, allí, en donde la luz vence siempre a las tinieblas, con un inmenso horizonte de azules y verdes, junto al mar de los fenicios.
Después de aquella cena exquisita de pastel de bacalao, Alolive llevó a la Goleta unos huevos fritos con espárragos, que doña Paqui había saboreado con maestría y cariño. Parece como si la Fiesta del Trabajo fuese -ahora- una broma pesada, de mal gusto, decía Alolive, insistiendo en cómo cerca de 6 millones de ciudadanos estaban perdiendo su derecho a vivir … y a soñar. Pero la cosa va sobre ruedas, se oyó decir al enano de la venta que -escondido como siempre- retozaba con su mala conciencia. ¿Y los sindicatos?, ¿ubi sunt? ¿A pasar el trago?, anotó sabiamente el Paköma. Era como si los Lunes Rojos se hubieran trasladado a la Goleta.

El náufrago dijo que le parecía mal -muy mal- que este día se estuviera convirtiendo en una fiesta de chichinabo, para tomar el sol, ponerse algo de colorines y hacer tiempo para la “servesita fresquita”. Es este intento revisionista de la historia el que, con la pasividad de la izquierda, está tornando débil y dulce lo que fue fuerte y agrio. Un 1 de Mayo si no es reivindicativo no sirve para nada. Como el día de la República o el día de la Mujer. Salir a la calle, sí, pero para algo más, con otro talante, desde la lucha obrera, aunque esto suene trasnochado. 

Conviene recordarlo: fue la Segunda Internacional Socialista (París, 1989), con Pablo Iglesias a la cabeza, quien dejó escrita para la Historia la durísima lucha contra la explotación capitalista, desencadenante de la brutal masacre de Haymarket, en donde los mártires sindicalistas de Chicago revindicaban la jornada laboral de 8 horas. Conviene recordar que cuatro obreros alemanes (el tipógrafo Georg Engel, los periodistas Adolf Fischer y August Vincent y el carpintero Louis Lingg) y un norteamericano (el periodista  Albert  Parson) fueron ejecutados en la horca, que hubo un número indeterminado de muertes y que toda una población de inmigrantes españoles, alemanes, irlandeses, polacos, rusos, etc. fueron despedidos.
Conviene recordar que nada tuvo esto que ver con estos primeros de mayo de jolgorio y escaparate, tan de ahora y tan descafeinados. Para que, por lo menos,  la gente joven lo sepa. 

lunes, 28 de abril de 2014

La Semana Pagana

Eso propone el náufrago a todos los habitantes de Alcaline Goleta Word, o sea, a todos los goletistas alcalaínos del mundo. La propuesta es muy simple: que haya al año, al menos, una semana pagana. Una semana al año en la que no se publique ni una sola noticia religiosa, ni una foto mariana, ni un rito litúrgico. Y por supuesto, una semana en la que no haya ni una procesión y disparo de cohetes. Una semana pagana en la que no suene ni un toque de corneta. ¡Una semana al año!

Porque España es toda ella un mapa cristiano. Por ello, el náufrago también sugiere que se sustituyan los mapas tradicionales y clásicos de ríos, cordilleras y ciudades, por mapas de romerías, santuarios, fiestas patronales, novenas, canonizaciones, etc… El náufrago confía en que no le llamen intolerante porque no pueda aguantar todo el año completo sin rechistar y reclame una semana, ¡sólo una!, al año, libre de jaculatorias y veni creator.


La Semana Santa, por ejemplo, debe cambiar su nombre por el de Trimestre Santo, ya que entre triduos, ensayos del paso, presentación de carteles, actos solidarios, fiestas de hermandades, comidas de convivencias, rifas, procesiones y varios etcéteras se llevan una cuarta parte del calendario gregoriano. Por supuesto, habría que aumentar el número de pregones: el de la saeta, el del penitente, el del cirio pascual, el de la “levantá”, etc. ¿Qué es eso de pregonar sólo al costalero? ¿Es que los demás no tienen derecho? ¿A qué viene esa discriminación? Y en Navidad lo mismo: pregón del pastor, del villancico, de la burra, del mantecao, etc.
No, no va a ser fácil aceptar la propuesta de la semana pagana porque, según le comunican al náufrago los archiveros de la Alcaline Goleta Word and Corporation, ahora se nos va toda la primavera con las comuniones, fiestas patronales de las aldeas (cruces, fátimas, flores, sanisidros y demás), el Cerro y el Rocío, el Salogral y la Joya … para desembocar en un agosto que será la releche porque -este año- está siendo “de devoción especial” por aquello de la coronación canónica.
Llega al faro de Rocadura el argumento eclesiástico: que eso pasa porque todas las fiestas son cristinas y qué le vamos a hacer. Pero el náufrago sabe que no, que en su origen todas las fiestas eran paganas y que fue la Iglesia quien las cristianizó y las hizo suyas. O sea, que rompió la tradición. Hasta la fiesta pagana por excelencia, el 1 de Mayo, la convirtió en san José Artesano.
Así que no, no va a ser fácil aceptar la propuesta, tan sencilla y lógica como parece. En el informe antes citado de los archiveros se concluye que para hacerlo posible sería necesario que el año fuera más largo. Así que habrá que proponer que el año tenga 372 días.
Y eso que, como dice Rouco Varela, la Iglesia está perseguida en España. El náufrago no quiere pensar en qué pasaría si no lo estuviera.

miércoles, 23 de abril de 2014

La aventura de leer

Le gustaba mucho al náufrago el lema de la VII Semana del Libro de la muy noble, leal e ilustre ciudad de Alcalá la Real: “La aventura de leer”. Le gustaba mucho o, por decirlo en jerga juvenil, le gustaba “mogollón”.
La palabra “aventura” contiene una serie de elementos que vienen muy bien al acto de leer. Tarea difícil, dosis de riesgo, rumbo misterioso, clandestinidad y secreto, motivación especial, deseo de aprender, acción viajera … todo un campo semántico orientado a la voluntad y a la pasión.
Por la lectura nos adentramos en caminos y veredas que nos llevan a lugares no sólo desconocidos, sino incomprendidos. Es el libro el que nos descubre esos lugares y el que nos hace comprender sus misterios y secretos.

El mástil del faro de Rocadura ha amanecido convertido en una columna de libros. Esa metamorfosis ha producido en el náufrago una extraña e íntima alegría. Extraña, porque no la ha entendido a primera vista. Íntima, porque le llega a lo más hondo de su ser. 


El náufrago ha visto porunbujero.tv el reportaje inicial y ha escuchado por Radio Alcalá los primeros ecos de la Semana del Libro alcalaína, llena de niños que en su sala infantil han leído este texto de Platero y yo, porque es el centenario del maravilloso libro de Juan Ramón:

PLATERO es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que 
se  diría  todo  de  algodón,  que  no  lleva  huesos.  Sólo  los  espejos  de 
azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. 
Lo  dejo  suelto  y  se  va  al  prado,  y  acaricia  tibiamente  con  su 
hocico, rozándolas  apenas,  las  flores rosas,  celestes  y  gualdas...  Lo 
llamo  dulcemente:  "¿Platero?",  y  viene  a  mí  con  un  trotecillo  alegre 
que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... 
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo

            Pero el náufrago sabe lo que sabe. Lo ha puesto en facebook (un minuto de lectura)
y no ha tenido ni un solo me gusta, ni un solo comentario. Consulta su guassap-enciclopedy y se entera de que la noticia de si jugará o no Ronaldo -hoy- en esa cita universal y planetaria del R. Madrid-Bayern, aparecen 7598 me gusta y 823 comentarios. Eso dice el náufrago, sin comentarios.
Y entonces, como de todas formas esto lo van a leer muy pocos, quiere incluir otro texto, el párrafo que da comienzo a Cien años de soledad , en recuerdo y homenaje al recientemente fallecido Gª Márquez.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre ….”

            - ¿La aventura de leer, dice usted?


viernes, 18 de abril de 2014

Viernes Santo

Mar adentro, azul; el verde entre las rocas; amarillo en el aire de los soles; blanco blanco en el lirio, marrón en las laderas; grises ceniza, grises plata, grises humo, grises y grises en las plantas de los siglos; rojos ardiendo en los cuerpos de la playa; de negro la negrura de los viejos tesoros escondidos … Mar de agua en la piel, salina entre tus labios, acidez en el horno de los vientres, ojo en la noche, sonido en los silencios … Ni un clarín de corneta, ni un pestiño en la boca, ni un suspiro “jesús”, ni una saeta, ni un vía crucis de fiesta doloroso, ni un pellizco en el alma, ni un mordisco, ni una marcha real en las esquinas; ni una tibia y verbal jaculatoria, ni unos golpes de pecho, ni una rosa en los dedos del difunto … Viernes Santo. En la Goleta amaneció la vida con un canto de sirenas al lado de las rocas. El agua devolvía la lentitud de las horas, el respirar de la mañana, la quietud de la isla. Con desgana cansina –lentamente- el náufrago fumaba una pipa de mimbre, allá en los aguacates, en donde el viento se frena para conversar un rato. Vino luego la tarde, zalamera y virgen, con su caracol de nácar, a sentarse en el faro de Rocadura. Y el almirante Nelson, y la varada sirena, y el asardinado isidro con sus espetos … Vinieron gentes del arrecife por los cercanos bancos de peces, y las mujeres sin dolorosas, y nazarenos resucitados sin las espinas ni los cilicios. El Viernes Santo se deshacía de sus mentiras y sus barrocos, de sus angustias y sus misterios, de sus trompetas cantando himnos de militares.


 El náufrago leyó el principio del Génesis, a modo de oración … y vio Dios que era bueno. Se acostó con la paz de un Viernes Santo íntimo y placentero. Fue la madrugada quien le dio la noticia de la muerte de García Márquez. Entonces empezaron a oírse algunos párrafos de El relato de un náufrago, como un canto último, como un responso laico que convirtió la Goleta en una nueva Macondo. Sólo el enano de la venta, disfrazado de penitente, se escondía entre las algas submarinas, agachado y ebrio, como una rata marina.

viernes, 11 de abril de 2014

Un río de alcohol

Un río de alcohol. Éste era hoy el titular en la prensa de Jaén. “Un río de alcohol y de alegría inunda el recinto ferial de Jaén”. Un río de alcohol.
La bella metáfora (nuestras vidas son los ríos) se aplicaba a la gran noticia del día: la fiesta de la primavera que la juventud había celebrado la noche anterior. Un río de alcohol y de alegría.
El náufrago la leyó mientras desayunaba en el Rano ´s bar, a muchos kilómetros de la Goleta, esa isla inexistente que -como la tierra de Jauja- sólo existe en el u-topos de la imaginación creadora. Y se le atragantó la tostada de aceite virgen extra.

El náufrago había leído (no recuerda dónde) que en las orgías antiguas, las heces de las córfulas escrapulaban la gallofa y  una nube de mastroncios, con sus fauces inmundas,  reventaban de mosto los odres del sórdido banquete, mientras las danzas de furias y bacantes apestaban con sus flatulentos yungros.  El juglar llega a afirmar que  llegaban a esquilorciarse en la síntesis del prono y –cuando esto ocurría- “había un agio omnímodo de estratos que invadía la estancia en perifurcis”. Como en Jaén.


¿Se imaginan, amigos y amiguetes, el alcohol y la alegría inundando el llano jaenero para celebrar The spring ´s arrival? ¿Qué alegría, la de los mastroncios o la de los yungros?
Pero algo debió fallar, porque no todo fue feliz en la mágica noche escrapulina. Y es que consiguieron convocar sólo a 8000 personas. A años luz de Granada a la que llevan varias primaveras queriendo batir. Y es que la de Granada no es un río de alcohol, sino un amazonas, que siempre hubo clases.
El náufrago sólo quiere dejar escrito su rechazo total y absoluto a este tipo de celebraciones. Y por mucho que venga ahora el sociólogo redentor de turno y le diga que qué van a hacer, que bastante tienen con el paro, la falta de salida, que es otra forma de rebeldía … y que para eso son jóvenes, al náufrago no lo van a convencer. Jóvenes sí son, ¡y tan jóvenes! que  el 74% de los inundados por el río del alcohol no pasa de los 16.
El náufrago recuerda su infancia y juventud, hostia va y hostia viene, puchero mañana y noche, negrura de día y día de negrura, y con una conciencia remordida cada vez que se hacía una paja porque, no sólo era pecado y te ibas al infierno sino que, además, te vaciaba la inteligencia. Y no había ningunas inundaciones de ríos y de alegrías primaverales. Compárense las dos juventudes, la de antes y la de ahora.
En la Goleta siempre brilla con luz propia aquella columna de Hércules en donde puede leerse ¡Plus ultra! Y más allá está la aventura, el descubrimiento, la curiosidad por el saber y el faro de Alejandría, aquel que no inundaba ningún río de alcohol, sino que iluminaba un mundo sin fronteras como una nueva forma de diversión y goce. Lo contrario que en Jaén.
PD. No se desanimen los primaveros jiennenses. Sigan con fe y puede que algún año su fiesta de la primavera gane a la granadina. ¡Sería magnífico! Todo un reto para Jaén.

martes, 8 de abril de 2014

La infantesa

Hace unos meses, aprovechando un huracán de lluvia y viento que pasó por la Goleta, el náufrago se vio obligado a enfundarse en el catre hasta sudar la gota gorda. Sólo unos ojillos asomando por la sábana, como forma de mochuelo enjaulado entre toses y juanolas. Casi como un Ecce-Homo.
Fue cuando “lo” de doña Cristina, la infanta real, que declaró que no sabía nada de nada. Ustedes ya me entienden. El náufrago no sabe por qué causó tanta sorpresa la mudez real ¿Saben lo que significa “infante”? Que no habla. De la misma raíz, infantil, aplícase  -sensu strictu- al niño que todavía no habla (menor de 2 años), por tanto, lo que hizo la infanta fue, sencillamente, hacer honor a su nombre.
Ya, más precisa y personal, la palabra infante se aplicaba (y se aplica) a los hijos del Rey que no tienen la condición de príncipe. A la misma familia pertenece la palabra “infantería” pero, no porque los soldados que la componían fueran niños, sino porque era la tropa que custodiaba a los infantes, no en plan guardaespaldas sino con ejército pleno.

También “infantería” alude a la persistencia en la adolescencia o en la edad adulta de los caracteres físicos y mentales propios de la infancia (infantilismo). O la atrofia de ciertos órganos del cuerpo humano que no alcanzan, por razones clínicas o biológicas, el desarrollo pleno. 
También son ganas de gastar palabras con eso de la infanta real, habiendo una sola que comprende a las dos, infantesa. Así que, al decir infantesa, estamos diciendo de golpe “infanta real que no habla”. Por eso el náufrago la prefiere.
Como verán, el juego semántico de “infante” es rico y variado. Podría también aplicarse el término “infantina”, pero podría tomarse a cachondeo y supondría un contraste muy severo entre la carcajada y el calvario que está pasando la infantesa “por ser quien es”, que no sólo no se está beneficiando de la justicia, sino que se le está perjudicando, y lo que piden los “cortesanos” de la derechota es nada menos que se la trate como “una ciudadana más”, como si fuera el enano de la venta, por ejemplo. 

jueves, 3 de abril de 2014

Las cinco vocales

El náufrago piensa que la anécdota es graciosa con koxones. Resulta “de que” la novelista española Lucía Echevarría, ganadora del Planeta (malo para el currículum literario), dijo en una entrevista de esas que salen en las teles que "murciélago" era la única palabra en el idioma español que contenía las 5 vocales.
A la Goleta llega esta anécdota a través de la conexión internética y guasápica entre el robot instalado en el faro de Rocadura y la asociación AAMSU. Acto seguido -se dice- un “espabilao” lector nota la metedura de pata tan patosa, tan patética y tan patidifusa y escribe una carta a un periódico.

El náufrago la resume para cachondeo y colorete general, como muestra de cómo las gastan los tertulianos formadores de la “opinión nasioná”.  La carta, también llamada misiva, epístola, cédula o boleto, dice entre otras (cosas) lo siguiente:
“Acabo de ver en la televisión estatal a Lucía Echevarría diciendo que,"murciélago" es la única palabra en nuestro idioma que tiene las cinco vocales. Mi estimada señora, piense un poco y controle su "euforia". Un " arquitecto" "escuálido", llamado "Aurelio " o Eulalio", dice que lo más "auténtico" es tener un "abuelito" que lleve un traje "reticulado" y siga el "arquetipo" de aquel viejo "reumático" y "repudiado", que "consiguiera" en su tiempo, ser "esquilado" por un "comunicante", que cometió "adulterio" con una "encubridora" cerca del "estanquillo", sin usar "estimulador".
Señora escritora, si el "peliagudo" "enunciado" de la "ecuación" la deja "irresoluta," olvide su "menstruación" y piense de modo "jerárquico". No se atragante con esta "perturbación", que no va con su "milonguera" y "meticulosa" "educación". Y repita conmigo, como diría Cantinflas: ¡Lo que es la falta de ignorancia!

El náufrago piensa que no tiene desperdicio ni comentario. Pero esto es una muestra del rigor intelectual y de la veracidad de los plumones televisivos.
Escrito hoy, tres de abril, cuando hace 44 años que murió el padre del náufrago, de nombre Cándido.
Virginal candidez la de esta Lucía. Que su santa patrona le conserve la vista.