jueves, 7 de noviembre de 2013

Conferencia PSOE

               Pasado mañana comienza la gran cita esperada de la Conferencia Política del PSOE. Preparada durante ocho meses, le llega la hora de su representación, eliminando de esta palabra cualquier tipo de connotación teatral. En la Goleta se vive pendiente de este evento que tendrá en vilo prácticamente a toda la izquierda española. El náufrago la espera con ese nerviosismo propio de lo imprevisible. Puede salir con barba -san Antón- y sin barba -la Purísima concepción, pese a la gran labor de ingeniería política que ha desarrollado el Sr. Jáuregui, coordinador de la ponencia.
               El náufrago la tiene subrayada y resumida y, siempre desde la luminosidad del faro de Rocadura, tiene más preguntas que respuestas, más dudas que certezas y más deseos que realidades. No es pesimismo; es escepticismo. Entiende y aplaude lo de la mayoría social como destinatario, el objetivo claro y rotundo de renovar el proyecto político, el compromiso de ser radicalmente distinto al del PP. En esto, chapó. Pero no todo el monte es orégano. Por ejemplo, que el proyecto se articule sobre la igualdad, la solidaridad y la justicia como base del ideario socialista. Bien, pero … ¿sólo como base? Por ejemplo, para salir de la crisis con esperanzas reales y garantía de progreso. ¡Buenísimo, claro!, pero … ¿cómo? Por ejemplo, dando respuesta y solución al problema territorial, pero … ¿por qué se ha pactado entonces no mentar la bicha catalana? Por ejemplo, favorecer la mayor participación de los ciudadanos. ¡Ojalá! … pero hasta que no lo vea el náufrago no lo creerá. Sirvan estos cuatro ejemplos para describir la angustia existencial que, como en la espera de Godot, el ansia de la misma espera puede devenir otra vez en desencanto. Menos mal que hay boda este fin de semana

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         Y el proyecto lo dice muy claro: una triple reforma (constitucional, fiscal y electoral), una solución a la triple crisis (económica, democrática y territorial) y la propuesta estrella: las primarias para la elección del candidato a la Presidencia de Gobierno. El náufrago no entiende el carácter “estrella” de esa propuesta. Ni lo entiende ni lo magnifica; está bien, pero a palo seco, sin ditirambos. Es la democratización y participación del socialismo, dándole protagonismo e influencia a las putas bases de la militancia, desde las agrupaciones locales. Es la apuesta firme y decidida por la República como forma de Estado. Es el carácter laico de la enseñanza y de las instituciones de gobierno. Es la batería indomable contra la corrupción, contra el nepotismo y contra la rutinaria y eterna profesionalización de la política …
         Esas son para el náufrago las cuestiones “estrella”. Pero esperemos a que sucedan los hechos y que la representación no termine en dramatización. España necesita un socialismo nuevo para una nueva sociedad. Lo dice la misma Conferencia. Desde luego, ahora o nunca.

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