lunes, 12 de agosto de 2013

Gibraltar

75 páginas de prensa apiñadas en los bajos de la Goleta, 34 artículos de fondo,
7 entrevistas, 51 titulares, 27 fotografías … todo en la primera semana de agosto.
¿Qué asunto concentra tan disparatada batería periodística? Gibraltar.
Cuando ya descansan cada uno /y una/ de nuestras figuras públicas (gobierno,
partidos, sindicatos, personajes reales, jueces, santones del periodismo, grandes corruptos y grandes corruptores, presidentes y consejeros autónomos, diputados, senadores, alcaldes y concejales de primera división, macroempresarios y negociantes, banqueros, cortijeros latifundistas, etc.). Entonces aparece Gibraltar.
Cuando un tercio del país está de vacaciones, otro tercio está pasando el agosto con el sudor de su frente y el tercio restante está en el paro y en los bancos del Paseo, toma ya, Gibraltar.
Cuando el periódico no tiene nada que poner, y la radio nada que decir, y en la tele sale lo que sale. Cuando no hay liga, ni opinión, ni noticias, ni chismes, ni compadreo, ni pollas en vingare, ¡zas!, Gibraltar.
El náufrago recuerda aquellos tiempos del franquismo, cuando don Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los tres ejércitos y Claudillo de España por la gracia de Dios (el que pudre) se iba al Pazo de Meirás y se callaba España. Entonces aparecía Gibraltar con la misma premura y presura que el Lute o el dragón del lago Ness. Sólo el atún de 7 kg. pescado por el Generalísimo o la cacería de 3000 piezas abatatida por el ilustre gallego rompían la monótona y patriotera canción de Gibraltar.

No hará falta decir que -al náufrago- la cuestión de Gibraltar le suda la polla. Mal patriota debe ser cuando no vibra su ardor guerrero y no se lanza a los foros, twiters y facebooks atronando con aquello de ¡!!!Gibraltar español!!!!! Así, con muchos signos de admiración; que se note. 


La cosa tiene cojones. Que todavía haya quien se crea eso del expolio de la pérfida Albión y lo malos que son los hijos de gran Bretaña es algo más que un síntoma de que nos hace falta al Spanish people más de un remojón. En la dictadura, bueno, pero en la democracia, ¿seguimos con esas gilipolleces?
En el faro de Rocadura, ocupado anoche por el ejército de murciélagos del tío Gafotas,
ha aparecido una bandera con el rostro de un pirata. Ya saben, pata de palo, dientes gangrenosos y cuenco ocular tapado con el negro pañuelo de una foto siniestra. Y a los murciérlagos gafotista no se les ha ocurrido otra cosa que iniciar una marcha hacia el Peñón, recitando los versos de Zorrilla: “con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela” … Pero no se crean que van a rescatar ese trozo de suelo patrio -esa herida de España- sino que van a por tabaco.
La Madre Patria (con mayúscula) espera lavar algún día esa afrenta, aunque a los gibraltareños (llanitos) les entre diarrea cada vez que se forme el pollo por la españolidad del peñasco. Pero Rajoy -siempre estratega, con firmeza y sensatez- le ha leído la cartilla al gobierno británico (eso dice La Razón), hasta tal punto que Cameron se ha puesto a temblar y ha dejado caer por la zona un par de buques de la Royal Navy por si se produce un  posible ataque malvino, ¿o tal vez perejilo?
¿Qué tendrán preparado para distraer al personal la segunda quincena de agosto?
Porque el náufrago no cree que Gibraltar dé para más. ¿Alguna zona petrolífera descubierta en Extremadura? ¿La reaparición del apóstol Santiago? ¿O tal vez el divorcio de la infanta Cristina? En la Goleta no viven, pensando en que no haya nada que echarse a la boca. Menos mal que ya pronto empieza la liga. 

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