lunes, 26 de agosto de 2013

El Tinvesin - A

Nuevo acrónimo de la lengua española, debido al náufrago, que pasará por ser su creador y, por tanto, hará la solicitud correspondiente a la RAE (Real Academia de la Lengua Española). Es ésta una labor callada y difícil, inventar palabras. Y es que llegaron noticias a Goleta Beach de que había tinto de verano sin alcohol. Saltó de gozo el náufrago y elevó sus ojos al inmenso cielo, pues sabido es que lleva 22 años sin probar el alcohol y eso suponía que ya podría alternar el tinvesinA con las 0-0 cerveceras, amén de mirindas, fantas y demás aguachirris. El náufrago se puso las alas de Pegaso, que tiene para los menesteres urgentes, y se dirigió raudo y veloz al Mercadona center. Tropel de gentes, carrillos, carretas, bolsos y bolsas, bolsillos … ajetreo y trajín propios del verano cañí. ¿Dónde, dónde?, preguntó al primer garrupino que vio con la escalpela del comercial. ¿Dónde qué? ¿Qué va a ser, mushasho, el tinto de verano sin alcohol. ¿Ese que tampoco tiene azúcar, de calidad Sandevid, al limón, cuya tabla nutricional tiene un valor energético (energy value) de 1 -sólo 1- kilocaloría y que está envasado por Prodevisa? ¡Sí, sí, ése” ¿Ese que no tiene conservantes añadidos, ni proteínas, ni hidratos de carbono, ni grasas saturadas … ¡Sí, sí, ése!, el que sólo tiene aromas y extractos vegetales, estabilizadores y antioxidantes, carbonados…, contestó el náufrago con la ansiedad por las nubes y con la garganta haciéndole agua, no en balde había ido del Tesorillo Coast al Cotobro River a pie de chancla. Es el no va más, siguió el gachupino, la gente se lo lleva por sacos. ¿Por sacos?¿Y no se derrama?, pregunto el náufrago, que ya estaba majareta. Miró el gachupino al náufrago de tal manera que éste le pidió un lote de 10 botellas de 1,5 litros. ¡Me voy a poner morao! Y así fue la 1ª salida del náufrago-como la de don Quijote- para armarse vinatero. Pensó el náufrago que -otra vez como don Quijote- debía de ponerle un nombre sonoro, limpio y significativo al nuevo líquido elemento. Pensó en Panzavino, Dulcineo, Aldonzo, pero temió que lo acusaran de plagio. Así que llegó al apartamento de 80 m2, primera línea de playa, con dos cuartos de baño y una terraza acojonante, y empezó a darle vueltas a su imaginada imaginación para la busca y procura de un buen nombre, también llamado sustantivo o vocablo nominal. La verdad es que, después de aquella escena del bajo palio, se había quedado harto vacío mentalmente hablando, o sea, a nivel de oligofrenia suave pero contumaz. Lo probó primero para ver qué tal, y ya con el madremía fresquito, se tragó al coleto ¼ litro. Estaba frito ya que, como el náufrago no tiene cochera en Goleta Beach, se tuvo que traer a lomo la mercancía. No está mal, espero que lo tenga el Rano, le dijo en un mensaje a Alolive. Vamos a ver: Vino / Tinto / Verano / Sin / Alcohol. Y que no le salía, que la palabra nominativa no quería salir, la puñetera. Tenía que ser una palabra limpia, fácil de recordar, con enganche lingüístico, de morfología botiquil, qué sé yo. Había que jugar con las abreviaturas iniciales: vi-ti-ve no sonaba bien, sin-alco eliminaba el tipo de bebida, ve-sin-a podía confundirse con la del 5º C … Ya está, ¡eureka!. Si digo tinto sobra lo de vino. Y todo fue ya fácil. El náufrago unió tin-ve-sin-a y así salió. Sólo faltaba colocar un icono distintivo que le diera proyección publicitaria. El náufrago sabe de eso más que el kopón de las marismas. La a de alcohol, mayúscula. Este fue el origen y el proceso de la nueva palabra: TinvesinA. Si se quiere realzar visualmente puede separarse la A final con un guión, con lo que la opción Tinvesin-A también es válida. Para que luego digan que el náufrago pierde el tiempo en sus vacaciones.

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