martes, 6 de mayo de 2014

La corrupción histórica

Pese a su enclave exótico y boreal, alejada del mundanal ruido y de la civilización mediática, la Goleta es una isla afortunada, en donde el retiro y el silencio alimentan el alma del náufrago. Sólo la sombra del enano de la venta ennegrece el paisaje. Esto no quiere decir que la Goleta esté aislada. La des-información llega puntual y grave, cotidianamente manipulada por ese Gran Hermano de la idiotez y la desvergüenza, de la grosería intelectual y de la ética del rastrojo.
No, no es lo mismo olvido que desmemoria. Ésta lo impide, lo rastrea y lo envenena como sólo saben hacerlo las sanguijuelas de la Historia y las ratas de las Biografías. El náufrago recuerda  aquel Diccionario que despachaba a Franco casi como un inocente angelote de aquel destino de España en lo universal, al mismo tiempo que a Manuel Azaña le atizaba recio y duro como no hay en los escritos. Al dictador estuvieron a punto de canonizarlo, mientras que al presidente republicano lo mandaban a las calderas de pedro-botero.
Pensaba el náufrago en esto -hoy- cuando le llega la des-noticia de que, según algún libro de texto que por ahí circula, García Lorca murió cerca de su pueblo durante la guerra de España” y Antonio Machado “se fue a vivir a Francia con su familia”, donde residió “hasta su muerte”. El ¿libro? fue editado en 2011 y está dirigido al alumnado de seis años. Para que aprendan la verdadera Historia de España. Un libro de texto, es decir, un libro destinado a ser  estudiado y aprendido por niños de seis años.

Probablemente el cándido y desvergonzado autor pensara en los pobres alumnos, tan chiquitines, que no sería “pedagógico” que se enfrentaran a la realidad del crimen fascista y del exilio provocado por la guerra. Además, ¿para qué entrar en los detalles?


No hay mentira histórica; hay corrupción de la historia como estrategia ruin de la desmemoria. Efectivamente, Lorca murió cerca de su pueblo y Machado se fue a vivir a Francia con su familia. Como si a uno le hubiera dado un dolor de estómago en mitad del campo y el otro se hubiera ido a hacer turismo con su madre, doña Ana.
Anaya va a retirar y a destruir todos los libros en los que se omite el asesinato y el exilio. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero han tardado mucho en darse cuenta. Desde el 2011 anda esa desmemoria histórica enjaulada en las aulas y en los recreos. Muchos colegios -dicen- usan nuevas ediciones “en donde no se habla de los poetas andaluces”. ¿Ven ustedes? Olvido.
Como también habría que darle un tirón de orejas a la muy renombrada Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía que es -ahora- cuando ha calificado como “antidemocráticas y un engaño absoluto” las citadas referencias, ampliando las comillas a “un eufemismo insoportable sobre la realidad de lo ocurrido; surrealistas e insostenibles desde el punto de vista científico, que traicionan la verdad histórica”. Con 4 años de retraso.
Estaba el náufrago quitándose el cabreo oyendo una sevillana corralera, cuando le dan un recorte de prensa en el que se lee que “, en una primera comunión, a un cura se le ocurrió condimentar la homilía con otra verdad histórica: “antes un hombre se emborrachaba y le pegaba a su mujer, pero no la mataba”. ¡Pobres niños, semilleros del futuro!

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