El náufrago quiere compartir sus dolores de cabeza con todos los que hacen de la escritura un misterio y del misterio una vida. Sólo pide la inocencia desnuda de todos los quixotes y esa búsqueda urgente de la razón social frente a la fe de los carboneros. El náufrago confía en que otros náufragos, o celestinas, o solitarios, o segismundos, o aventureros, o lazarillos, o robinsones, o tenorios, o puntos suspensivos … se unan con placer y complicidad a esta tarea.
viernes, 11 de julio de 2014
Mafalda
Muy tarde llegó a
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario