Pese a su
enclave exótico y boreal, alejada del mundanal ruido y de la civilización
mediática, la Goleta
es una isla afortunada, en donde el retiro y el silencio alimentan el alma del
náufrago. Sólo la sombra del enano de la venta ennegrece el paisaje. Esto no
quiere decir que la Goleta
esté aislada. La des-información llega puntual y grave, cotidianamente
manipulada por ese Gran Hermano de la idiotez y la desvergüenza, de la grosería
intelectual y de la ética del rastrojo.
No, no es lo
mismo olvido que desmemoria. Ésta lo impide, lo rastrea y lo envenena como sólo
saben hacerlo las sanguijuelas de la Historia y las ratas de las Biografías. El
náufrago recuerda aquel Diccionario que
despachaba a Franco casi como un inocente angelote de aquel destino de España
en lo universal, al mismo tiempo que a Manuel Azaña le atizaba recio y duro
como no hay en los escritos. Al dictador estuvieron a punto de canonizarlo,
mientras que al presidente republicano lo mandaban a las calderas de pedro-botero.
Pensaba el
náufrago en esto -hoy- cuando le llega la des-noticia de que, según algún libro
de texto que por ahí circula, García Lorca “murió cerca de su pueblo
durante la guerra de España” y Antonio Machado “se fue a vivir a Francia con su familia”, donde residió “hasta su muerte”. El
¿libro? fue editado en 2011 y está dirigido al alumnado de seis años. Para que
aprendan la verdadera Historia de España. Un libro de texto, es decir, un libro
destinado a ser estudiado y aprendido
por niños de seis años.
Probablemente el
cándido y desvergonzado autor pensara en los pobres alumnos, tan chiquitines, que
no sería “pedagógico” que se enfrentaran a la realidad del crimen fascista y
del exilio provocado por la guerra. Además, ¿para qué entrar en los detalles?
No hay mentira
histórica; hay corrupción de la historia como estrategia ruin de la desmemoria.
Efectivamente, Lorca murió cerca de su pueblo y Machado se fue a vivir a
Francia con su familia. Como si a uno le hubiera dado un dolor de estómago en
mitad del campo y el otro se hubiera ido a hacer turismo con su madre, doña
Ana.
Anaya va a retirar y a destruir todos los libros en los que se omite el
asesinato y el exilio. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero han tardado
mucho en darse cuenta. Desde el 2011 anda esa desmemoria histórica enjaulada en
las aulas y en los recreos. Muchos colegios -dicen- usan nuevas ediciones “en donde no se habla de los
poetas andaluces”. ¿Ven ustedes? Olvido.
Como también
habría que darle un tirón de orejas a la muy renombrada Dirección General de
Memoria Democrática de la Junta
de Andalucía que es -ahora- cuando ha calificado como “antidemocráticas y un
engaño absoluto” las citadas referencias, ampliando las comillas a “un
eufemismo insoportable sobre la realidad de lo ocurrido; surrealistas e
insostenibles desde el punto de vista científico, que traicionan la verdad
histórica”. Con 4 años de retraso.
Estaba el
náufrago quitándose el cabreo oyendo una sevillana corralera, cuando le dan un
recorte de prensa en el que se lee que “,
en una primera comunión, a un cura se le ocurrió condimentar la homilía con
otra verdad histórica: “antes un hombre se emborrachaba y le pegaba a su mujer,
pero no la mataba”. ¡Pobres niños, semilleros del futuro!
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