Por la limpia
mañana, azul en los celestes // ventanales de luz en los olivos //
de la tierra
gastada por el grito,// en la hora del malva en los oteros //
y la anchura
del viento, más allá de las nieves,// perfilando el perfil de la nevada,//
siempre la
claridad, intensa y dibujada // sobre las nubes clandestinas,//
al alba,
cuando duermen los sueños de metal,// allá en los horizontes tumbados
bocarriba.
Como un
blanco jinete con su luna adentro, // se destapa en un mar de claridades,//
viene lenta
la prisa de los montes // por poseer tu cuerpo debajo de las hojas,//
como abeja que
liba en su panal dorado,// la quieta primavera, jovial, inenarrable,//
la luz de l´
Acamuña viajando hacia mi casa // por donde añil gotea su vasta transparencia.
Era un niño,
entonces me gustaba // el olor de la yegua amanecida,//
peregrino en
el vientre del romero // aluminio metal, crónica quince,//
cuando se oye
la paz del monasterio // y la belleza se cuela con los grillos.
¡Cuántas viejas
palabras//, las altas soledades de un desnudo paisaje en mis ruinas!,
¡Qué frescor
más liviano en la palma del laurel! //, jugando a los rebaños
de los siglos
antiguos! //, allá entre las montañas altivas, presumidas,
se oye
nuestro canto // aquel que nos cantaba la paloma risueña.
Paisaje en
primavera //, cuando me anima siempre un retorno ensoñado,
la vida en
estas cumbres, arriba, // más arriba del cénit
de los astros,
allí te tengo
a solas // te rezo y te descubres para mí solo.
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