En
la Goleta se
ha presentado sanvalentín disfrazado de enano de la venta, matando así dos
pájaros (píos-píos) de un tiro, ya que este año el loved´s day abre las puertas
también a los carnavales. El enano cupidín, como un angelote rollizo, ha
entrado con una flecha rota y ha saludado en tono lírico y sentimental,
declamando:
Naufraguito, que fiesta más bonita,
cuánto arrullo de amor, mi cariñito,
de nenúfar y sauce estoy llenito,
pichoncito pichón, cara chiquita.
Ya
lo tiene dicho el náufrago, no hay fiesta más cursilona y “esaboría” que la del
día de los enamorados que supera, con mucho, a la no menos hortera del
“jaloüín”. Un mundo de pajarillos, azucenas, pichoncitos, libélulas, nenúfares
y flores de loto alternan con los cariñitos, pocholos y vidasmías. Súmense los
corazones rojos, las rosas rojas, los labios rojos y los calzoncillos rojos y
tendremos una mezcla de dadaísmo futurista que hace de la oquedad sustancia. Pero este saludo del enano de la venta era ya
demasiado pal bodi. El náufrago contuvo las ganas de enchufar la máquina de dar
hostias y, para contrarrestar el soporte poético enanista, propone la siguiente
escena:
[Se
sube el telón y aparece una dama acompañado por el enano de la venta, vestido
de lagarterana. Están en un coche y les da por la reflexión. ¿Cuántas estrellas
habrá, pichorra mía? Ponen la radio y se oye la voz de Rouco Varela que habla
de los pecados de la carne (no se aclara si de la de pollo-a, conejo-a o palomo-a).
Las palabras del cardenal agotan el debate científico al que le sucede este
romántico diálogo, que bien podría ser una alternativa al donjuantenorio:
-Él.- Mira qué luna, moruna / nos regala valentín / en
esta noche estrellada /
rosa
de pitiminí, disfruta la cursilada / apretando tu pecado, tan voraz y
endemoniado
// a mi bragueta pichuna /, y deja el rímel bella Cuqui /
que
me manchas el Suzuki /, pichón, pinchoncito mío.
-Ella.- Mi hércules bronceado / oyendo a Rouco Varela
/ no puedo hacerte pajuela /
compréndelo
flor de té / que si mi cuerpo chorrea / mi alma pierde la fe /.
¿No querrás chachi piruli / que desoiga al
cardenal / oh mi bravo cuchi, cuchi, /
no
te lo tomes a mal / y olvidemos los magreos:
¿No es mejor, ángel de amor, / que en este coche tan bello /
me digas pochola mía / mientras me rizo el cabello?
- Él.- Yo te
digo cachiruli, / luz de lis, oh prenda mía, / pero si digo pichón /
no
me refiero al palomo / culibajo y maricón/; refiérome con gran dicha /
a
un tirón de la picha./ Ya está bien, lunita mía, /de tanta zalamería /.
La
tengo que parte almendras /, ¡porfa, pichuli, un palete! / ¡dejemos ya la
poesía /
… y sábado sabadete!
- Ella.- Apaga
la radio, pues, / que no se entere Varela / follemos, son ya las diez /
¿dónde el condón y las lentillas? / no vayamos a pollillas.
[ …. ] Espera, rayo de sol / imán del amor hermoso /
ora pro nobis, señor, /
¿acaso lo tienes tú / ese regalo amoroso /del cortinglés socialista / de
24 quilates?
-Él.- ¡Nena, joder,
no me mates / ni te me pases de lista,/ Olvidóseme, paloma /
churumbela
y alma mía / cuenta con ella, pichona, / que llegando el mediodía /
tendrás
quilates, chochona.
Ella.-Que te lo has creído tú / basta de luna y
estrollas / conmigo no, tururú / ni
sanvalentín
ni leches / ni rosicler ni farfollas, estoy de pitiminí /, de lotos y pichoncitos /
hasta
el mismo clitorí / así que sube bragueta / y deja libre mi teta…
[Se
baja el telón. Al enano de la venta se le han quitado los ardores. Rouco Varela
sigue bendiciendo el amor de los amores … La luna vuela en la noche …
dulcemente. Suena un ronquido y un pedo … lentamente.]
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