No sé si se habrán enterado ustedes de que España ganó a Italia por 4-0. Me refiero al fútbol. Lo digo porque la noticia ha llegado hasta la Goleta a través del astrolabio que hay en la roca del Laberinto, ese artefacto que comunica la isla con el orbe terráqueo. Aquí sólo llegan las noticias cosmogónicas, o sea, aquellas que partiendo de la galaxia NHv27803, interesan a todo el universo planetario. Y así ha sido.
Se notaba en la Goleta el impacto de tamaño notición, porque el pez corifeus y la planta crisántica se presentaron para felicictar al náufrago con el canto plúmbeo de “Oéee, Oéee, Oeeé/Óe, Óe/ Oéee, Oéee, Oéee / Óe, Óe … Y así todo el día, a todas horas, a toda marcha … La radio, la tele, la barra del bar, el supermercado, la oficina, el INEM, la manifestación sindical, el tajo, la playa, la prensa, el feisbuk, la santa misa … Sólo un grito repetido: ¡Paña, Paña, Paña!
Pero, ¿por qué no dicen España?, se preguntaban en la Gaceta. Y ella misma se contestaba: “Estos separatistas vascos y catalanes que le quieren quitar la “es”. Y añadía: “A ver si se enteran la Merkel , el Hollande y el Monti. Lección a Europa”.
Cuando el náufrago lo oyó, sabía que pasaría un día de perros. Y no es que no le gustara el furbo de la selersión, qué va, disfrutaba con las fintas del Iniesta, el tikitaka der Xavi y los paradones del Casillas. Él mismo había sido un futbolista de tronío (en otros tiempos menos planetarios, desde luego). Prueba de ello es que enchufó el astrolabio a las ondas magnéticas, sabiendo que el partido le llegaría por la emisora Galaxia XY7.
Se alegró mucho y disfrutó con todos los comentarios postpartido: la unidad patria, el espíritu de equipo, la lección europea, la perfecta conjunción, la serena y brillante belleza del deporte (salió también Nadal, Gasol y el Bizco Aguaico)… Toda la gesta balompédica había sido única, catatónica, inmensa, telúrica, tribal, inenarrable, o sea, indescriptible, indescifrable, incuestionable, irreversible e irrepetible …
Al entrar a la cabaña se dio cuenta de que le habían puesto una multa, exactamente a las 8,55, cuando Silva marcaba el primer gol. A esa hora sólo debía de estar trabajando en la galaxia el policía que se la puso.
Ayer lunes, después de la gesta de la Roja , la isla había amanecido con un color rojigualdo y en las aguas -lo juro por san Cucufate mártir- podían verse cada cuarto de hora los goles de Silva, Alba, Torres y Mata, allí, traídos por las olas, como en volandas, haciendo fiesta con los peces, las medusas y las algas remolonas.
Pero cuando oyó lo de la Gaceta , el náufrago no tuvo más remedio que tirarse todo el día gritando: ¡Paña, Paña, Paña! y “Soy pañol, pañol, pañol! para que se cabrearan todos los gaciteros. Y porque mañana será otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario