Mientras en la Goleta se edifica cimbrera la pobreza,
los muros del dinero asedian los pilares de la Banca ,
altivos, marrulleros,
como refugios negros de una peste infame
que lenta-mente se tragan la fe vencida de la vida humana.
Dibuja el náufrago en su huella la canción del derrotado
en cada pentagrama de hambre y de silencio,
voraz, superlativo
capital de codicia amancebada con la prima de riesgo,
como un viejo refugio, golfa en la ruina.
Detrás de los gorilas, empachados de renta y de misterio,
cabalga el pueblo entero con su risa perdida para siempre,
deforme, acobardado,
y atrás -en Eurolandia- se salpican las ubres del dinero
entre cuellos, gomina e hijos de puta.
Goletiana la isla se derrumba, bankia golfa de avara geometría,
cerrada a cal y canto la luz desciende en sombra
utópica y oceánica
al compás de los ibex, los inputs, las usuras, con sus bolsas feroces,
a sablazos de dioses claroscuros, culpables de oro y plata.
Me cago en “tos” tus muertos, bankiana idolatría
que rica y despiadada te tragas la quimera golondrina del agua,
naufragio y bruma
de una indigna y atroz naturaleza, ya nadie en el olivo
se atreve a recitar los versos de Minerva.
muy buena, ni Quevedo puede contigo ni Abu Yafar cuando sufrió la afrenta del gobernador de la corte granadina
ResponderEliminar