lunes, 27 de mayo de 2013

Paisaje en primavera

Por la limpia mañana, azul en los celestes // ventanales de luz en los olivos //
de la tierra gastada por el grito,// en la hora del malva en los oteros //
y la anchura del viento, más allá de las nieves,// perfilando el perfil de la nevada,//
siempre la claridad, intensa y dibujada // sobre las nubes clandestinas,//
al alba, cuando duermen los sueños de metal,// allá en los horizontes tumbados bocarriba.

Como un blanco jinete con su luna adentro, // se destapa en un mar de claridades,//
viene lenta la prisa de los montes // por poseer tu cuerpo debajo de las hojas,//
como abeja que liba en su panal dorado,// la quieta primavera, jovial, inenarrable,//
la luz de l´ Acamuña viajando hacia mi casa // por donde añil gotea su vasta transparencia.


Era un niño, entonces me gustaba // el olor de la yegua amanecida,//
peregrino en el vientre del romero // aluminio metal, crónica quince,//
cuando se oye la paz del monasterio // y la belleza se cuela con los grillos.

¡Cuántas viejas palabras//, las altas soledades de un desnudo paisaje en mis ruinas!,
¡Qué frescor más liviano en la palma del laurel! //, jugando a los rebaños
de los siglos antiguos! //, allá entre las montañas altivas, presumidas,
se oye nuestro canto // aquel que nos cantaba la paloma risueña.

Paisaje en primavera //, cuando me anima siempre un retorno ensoñado,
la vida en estas cumbres, arriba, // más arriba del cénit  de los astros,
allí te tengo a solas // te rezo y te descubres para mí solo.

lunes, 20 de mayo de 2013

Ágape Paköma

El día amaneció -lento y cansino- enfundado en la brisa mañanera de un frío masticable y entre el juego escondido de un sol “amarillino” que, tímidamente, intentaba arrinconar la tormentosa nube.  El viento presumía de acudir a la cita sin haber sido invitado, pero así lo dispusieron los horóscopos climáticos. La tostada del Rano, verdeoliva, alentaba el aliento de las primeras horas. Alolive cabal, siempre en la brecha, deshojaba los últimos apuntes para la festiva jornada, mientras que doña Paqui, su mujer, de belleza serena -como diosa- escuchaba la lluvia presentida. Y a la izquierda Paköma, con su impaciencia a cuestas, invocando a los dioses del Olimpo.
Venido de la Goleta expresamente para la ocasión, el náufrago estaba allí, esperando el día del ágape que se anunciaba. Era una reunión campera en los vastos dominios de Pepín, preñada en campoameno y apestiñada en los postres, como dulce metáfora de amistad y de buen rollo. Por algo "ágape" significa comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos y, posteriormente, pasa a ser el convivium (banquete) de una celebración entre amigos.
Paköma -vir bonus dicendi peritus- quiso despedir su vida transcurrida en las viejas pizarras del Onceno y agradecer el aplauso coral de su Congreso. Un día de gala, es decir, de colores: añil en los caminos del viaje, blanquiazul en las huellas de los ojos, violeta en las edades de los dedos, verdirrosa en los rostros de la risa, grismarrón en los poros del paisaje, negro-negro en las canas de la historia,  lila-ocre-marengo en las murallas de esa Mota postal para el recuerdo. El color del color  -siempre arcoiris- cubriendo las palabras y venciendo los relojes entre tapas y vinos campoamenos.
La herediana gorra y la pluma, por fin aparecidas, la suave suavidad de ese ponche fresero, tan fresquito y escaso, un jamón cuasi ibérico de rico, la íntima estrechez de los 70 comensales, el vaivén continuo para resfriar el frío del enfriado porche de una tarde de mayo y el duro trajinar de la cocina… Todo un aplauso para el ilustre Paköma, al sabroso compás de la secretaria mureña custodiada en las manos del Custodio.
Amigos del “botellón”, voces de los Lunes Rojos, coleguillas del Congreso, mouriñistas y culés, cofrades procesionales, socialistas de bravura -de aquí y de allí, desde el mundo- brindaron con brut nature a la salud del Paköma.  Risas, discursos, regalos, una mirinda, otra copa … hasta seguiriyas hubo al atardecer la noche. La tertulía discurría por bellezas interiores y juventudes de espíritu y un salchichón chimenero  despedía la despedida… No hubo nervios, ya el Granada ganaba por 3-0.
Quede escrito  que se echó en falta el solemne momento musical del tenor Antoñovsky Lopevich, venido expresamente de la estepa rusa, la de los “mantecaos”.  Y déjese escrito también que queda pendiente la entrega de los diplomas de Intendentes Máximos de la Sierra Sur (South Mountain Intendency ´s Maxim)  al matrimonio PaquiAntonio. El náufrago estuvo allí y así lo ha contado para las páginas de la historia alcalaína.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Pestiños de san Isidro

Desde la Goleta puede verse la mole amistosa de la Parapanda y, a su derecha, la silueta trapezoidal del cerro del Camello, ese vigía montañoso que mira a la luna nueva con su cara de niño celoso y enamorado de la redondez maquilera de la Tijeta. El paisaje que se divisa es de una belleza exultante y presumida que, eróticamente, se muestra fértil y ubérrima, como una novia recién desvirgada.
Supongamos 15 de mayo, fiesta de san Isidro labrador, aquel pío varón y algo vaguete que mientras rezaba debajo de un chaparro se producía el milagro de que la yunta -sola- araba la tierra. La iconografía rural es testigo de semejante lance, sólo comparado con el de otra santa campesina, María Goretti … pero ahora no viene a cuento. Déjese para otro día.
Ahora el náufrago quiere ofrecer a sus lectores una leyenda probablemente falsa, como todas las leyendas, pero también de obligado cumplimiento, como todas las tradiciones. La leyó en un incunable del siglo XIII, cuando iba camino de san Millán de la Cogolla, en visita preparatoria para su ingreso como abad y -parece ser- que está muy ligada (la leyenda) a las peregrinaciones jacobeas. Lean:

“Ocurrió que un peregrino, haciendo el camino de Santiago desde Al-ándalus, tal vez desde la villa Nova Eremitensis Civitas (la actual Ermita Nueva), y después de andar 5 días seguidos con sus 5 noches, paró su carreta junto a los pinos del coto de la Pradera Madritensis, y allí se encontró con Isidro, un aldeano que -a la sazón- cultivaba los trigales y viñedos de la zona. Bueno, el cultivo lo hacía la yunta porque ya queda dicho que Isidro era más bien amante de la siesta y el botijo.  Allí se estaba en la gloria, de ahí el nombre de Campoameno que puso a uno de sus vinos.
Isidro y el peregrino se pusieron a hablar y pronto tomaron confianza. Después de varios tragos alternativos y el manduque de alguna que otra morcilla tocinera -todo dieta y ecología- el peregrino le dijo al santo:
-Oye, Isidro, ¿no tendrás por ahí un pestiñico?
El santo se quedó de piedra. -¿Pestiñorum postribus?
            -Es un dulce muy rico que se hace en mi tierra (la actual Ermita Nueva) como postre de fiesta. Se coge una harina refinada, se fríe con azúcar y se le da un pellizco a la masa para que tome forma de coño, luego se … etc… etc.. 
De súbito, levantóse presto el peregrino.
-Como castigo por no tener pestiños me llevaré la yunta, dejarás de rascarte los "güevos" y tendrás que ponerte a trabajar como un campesino de verdad.
-!Oh, miserere! !No faga iso vuesa merced, ora pro mi, porfa plis!, contestó Isidoro, mezclando el latín de los cristianos con el cheli medieval.
[...]  Al incunbale le falta un par de folios. Se supone que Isidro se lo contaría a su mujer, María de la Cabeza, otra santa. Sea como fuere, lo cierto es que dos horas después llegó -gentil y tímida- con un perjil lleno de pestiños.
¡Jamás se había visto un milagro más grande por aquellos parajes!, según cuentan las crónicas. El peregrino se hartó de pestiños e incluso se llevó un par de kilos para Santiago de Compostela. Y los santos esposos, que no habían probado manjar tan casero y tan exquisito, “pusiéronse asaz cachondos et fizieron magreantes fechos corporalis”.

Por eso el náufrago se sorprendió de que no hubiera pestiños en la fiesta de Ermita Nueva. Habló con su alcalde pedáneo y le dijo que era intolerable que no se respetara una tradición tan antigua y tan libidinosa. Pero don Antonio desconocía la leyenda del manuscrito.
Y le prometió al náufrago que, a partir de ahora, esta leyenda formará parte de la tradición histórica de la villa y, en su recuerdo, todos los años se incluirá en el programa oficial de fiestas lo que se llamará “Reparto de pestiñada”.
Estaba por allí el concejal de cultura, conocido por su gran afición a ritos y santorales,  y propuso que la pestiñada se extendiera a todo el calendario  festivo de la comarca de la Sierra Sur y aconsejaba que se siguiera la receta del Ecce-homo, sin duda la más rica de toda la zona.
El náufrago cree que estamos ante un hecho histórico: la recuperación de la vieja y olvidada tradición del pestiño de san Isidro ya que, probablemente para el año próximo, la existencia o no de pestiños en las fiestas de las aldeas será un dato a tener en cuenta para la concesión de subvenciones.

lunes, 13 de mayo de 2013

El Trepabuques

Se conoce con el nombre de Trepabuques al periódico de la provincia de Jaén, o sea, al Diario de Jaén. No, no fue gratuito el mote, sino muy bien ganado, pues no en balde se dedicó durante la Guerra del 36 a derribar (trepar) barcos republicanos por las fuerzas “nacionales”. Cada día trepaba 4 ó 5, así que él solo ganó la guerra.

Al náufrago le encanta el Trepabuques. Todos los días, recién desayunado, va gozoso a la página de Alcalá para reírse un rato. No, no es una página de humor, sino una página titiritera que le da al náufrago ese puntillo diario de ganas de vivir.

Repito: el náufrago no puede vivir sin su ración de trepabuques y, por eso, cuando está en la Goleta -como ahora- tiene encargada a una persona que -por Whatshap- le manda los flecos y flequillos de la página alcalaína.  ¡Qué estilo periodístico, qué valoración de la noticia, que limpieza ilustrativa, qué atracción y qué goce!

El náufrago espera cada día esa liturgia del escaneo que permite el recorte mimoso de la  atractiva página, su enfoque visual enciclopédico, la brillantez decorativa … todo lo necesario para ir formando esa “archivez” de prensa que llaman hemeroteca.  Son ya miles de páginas encuadernadas en los talleres de la Goleta. En ellas está la vida alcalaína:

-Queja por la tardanza del servicio de ambulancias. Acusaciones de engaños en recogida de firmas. Antonio el del “yeso”hace en Colombia su sueño americano. Idea para que la comida no se tire. Un detenido en la redada por el robo de joyas. Un niño evacuado tras marearse en la piscina cubierta. Y una oveja origina un problema de tráfico.

         

        Es sólo un ejemplo del noticiero trepabuquero (perdonen el ripio) del último mes, mientras en Alcalá estaba la VI Semana del Libro  (5 días de teatro, concierto, recital, etc...) y el IX Congreso de Frontera (76 investigadores y arabistas de la mayoría de las universidades españolas, 2 actos solemnes en 2 lugares patrimoniales ...), es decir, 2 citas culturales de primerísimo orden que tendrían en cualquier periódico una cobertura informativa de relieve. Pero el corresponsal trepabuquero silenciaba una y dedicaba a la otra un caricortado crónicón, según acostumbra con las cosas de la cultura, ya que suele presumir de tirar las notas de prensa a la papelera, porque lo que a él le interesa es el periodismo “de investigación”, como lo demuestra día a día con el charco, el polstergueit, el ratero, el guiso de arroz y la violación de la vieja. La Alcalá profunda. Ya saben, periodismo de investigación. 

Pero cuando el náufrago disfruta de lo lindo es cuando el titiritero elimina las alusiones a la cultura, a la concejalía y al concejal. Se lo imagina leyendo y releyendo la croniquilla para que no se le pase ni una y sustituirlas por área municipal, administración local, ayuntamiento o comarca sureña. Si usted tuviera que seguir la actividad cultural por las páginas del Trepabuques, se daría cuenta de que la cultura no existe en Alcalá y, no digamos el concejal. Se ha llegado a un punto tal de surrealismo que el concejal ni siquiera va a los actos que él mismo preside, ni dice nada cuando habla. ¿O acaso no habla cuando dice? La gente va al Ideal y cuando ve que allí sí lo pone suele decir: !Hay que ser gilipollas! 

 Semejante esperpento sólo puede tener cabida en una página local tan chistosa como la de Alcalá en el Trepabuques y en un corresponsal tan severamente falto de ética profesional como el titiritero. Lo que no sale en el Trepabuques no existe, un eslogan que el náufrago regala al periódico. ¡Cuánta carcajada encierra en sus páginas! 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Solo de muerte

Sólo de muerte                                           

La muerte es blanca y duerme de costado.
Vive entre los vivos, entre árboles frutales. Permanece
atenta a las plegarias de los hombres que van
o vuelven de los campos, discretos, silenciosos,
con las cuentas rodándoles en los dedos gastados.
La muerte oye llover sobre los vivos y oye
llorar sobre los muertos.  
                                                                 (M. Jurado)


A mi amigo y colega Manolo Jurado el náufrago le ha “robado” esta bellísima estrofa sobre la muerte. Cuando ya se pueden ver las primeras cerezas sobre la fértil tierra de la Goleta. Atrás quedaron las flores del almendro, como algodones de feria, quemadas por las últimas nieves de esta limpia primavera.
Manolo dice que la muerte es blanca, pero el náufrago piensa que no. Manolo dice que vive entre los vivos, pero el náufrago cree que no. Manolo dice que oye llorar sobre los muertos, pero el náufrago dice que no.
Sólo se muere solo. Y en esa soledad de la muerte está el triunfo de la vida. Sólo una última estrofa estará con nosotros cuando la “hora” llegue. ¡La hora! Sólo tú solo ante el adiós del mundo. Porque morir sólo es morir solo. Aceptando el largo viaje como una renuncia última y confesando que se ha vivido un tiempo silencioso refugiado en las huellas de la recobrada memoria.
Sólo se muere solo.  Sin reproches, ni facturas, ni celos, ni argumentos. Secretamente. Y la muerte  se lleva todos los temblores imborrables de cada noche de arritmia: aquel beso escondido, aquella mirada furtiva, aquel escalofrío.
En la despedida del mundo, tú, sirena de fuego.
¡Qué gran poeta eres, Manolo! ¿Le permites al náufrago declamarla oyendo el Gloria de la Coronación de Mozart?

jueves, 2 de mayo de 2013

Las dos vacas

A la Goleta ha llegado un e-mail con un texto adjunto en donde se desarrolla la historia de la
economía a través del supuesto de las “dos vacas”. El enviante (ahora todo son participios activos,
desde que la Pepa de RNE puso en circulación lo de escuchantes) avisa de que todo es humor y
nada más que humor, pero el náufrago cree que no, que la teoría de las dos vacas debe tomarse
como el Catón o la Enciclopedia de la economía.
Punto de partida único para todos los casos:
       Todos tienen 2 vacas.
-Viene el socialista y te obliga a darle 1 a tu vecino y, si viene el comunista, te las quita y te da a cambio
algo de leche.
-Llega el burócrata corrupto que se queda con una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
-Le toca el turno al empresario de siempre, al tradicional, que vende una y se compra un toro, mientras con
la otra hace más vacas.  Y repitiendo siempre la misma operación gana mucho dinero.

Pero ahora es el tiempo del neocapitalismo salvaje, así que esto es lo que más nos interesa. El neocapitalista
salvaje en general hace lo siguiente:
        De las 2 vacas que tiene vende 3 a una empresa de leche que tiene su cuñado, éste compra con un
crédito 5 más,  y de las 8 que ya tiene vuelve a vender, ahora 27.  El cuñado lechero les saca a las 27 vacas transferidas unos 500 litros, de los que sólo declara 45. Con el dinero que gana le paga a su cuñado, que
vuelve a comprar 325 vacas de las que vende 700. El informe anual dice que sólo tienes 8 y así paga a
Hacienda.
Pero esta conducta general tiene sus peculiaridades según la nacionalidad del capitalista salvaje:
-Si el neocapitalista salvaje es japonés, coge la 2 vacas, las rediseña a escala 1:10 y así le producen
el doble de leche. Si es alemán, le aplica a las 2 vacas un proceso de ingeniería artificial por el que
consigue que vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen solas. Si es ruso, cuenta las 2 vacas
y le salen 5; vuelve a contar y le salen 257; cuenta de nuevo y le salen 3; deja de contar vacas y abre
otra botella de vodka. Si es chino, pone a 300 tíos para ordeñar las 2 vacas y explica al mundo su
increíble ratio de productividad lechera.
-Si el neocapitalista salvaje es norteamericano, vende una y fuerza a la otra a producir la leche de
8 vacas; si es iraquí, dice que él no tiene ninguna vaca y si es indio, las pone en un altar para adorarlas.
Pero nos interesa más lo que hace el neocapitalista salvaje europeo. Si es suizo, nadie sabe cómo ha
conseguido 5000 millones de vacas; si es francés no se conforma con tener 2 vacas y quiere tener 3;
entonces se declara en huelga y organiza una revuelta violenta para echarle la culpa a los lecheros; 
si es italiano las 2 vacas que tiene, una de ellas es su madre y la otra su suegra, así que no le echa cuenta
a ninguna; si es hijo de la gran Bretaña, las 2 vacas que tiene están loca y las cambia por oro en cualquier
lugar de las Malvinas.
-         ¿Y si es español? ¿Qué hace el neocapitalista salvaje español?
Sabe que tiene 2 vacas, pero no tiene ni idea de dónde están; le echa la culpa a los sindicatos y a los
socialistas pero -como ya es viernes- se va al casino a tomarse unas copitas y a leerse el Marca. Luego
irá a la romería del Rocío a rezarle a la Blanca Paloma. Y ya le cantará las 40 al manijero, después del
puente del Dos de mayo y del Día de la Cruz.